“Un acuerdo con Irán, en el centro de la trama de espionaje argentina“. Ese es el título del análisis que escribieron los corresponsales de la agencia Reuters en el país y Brasil, Nicolás Misculin y Brian Winter, sobre la misteriosa muerte de Alberto Nisman. El artículo de este medio es uno de los numerosos espacios que medios extranjeros han dedicado al tema, una prueba más de que por su importancia y sorpresa traspasó las fronteras.
A continuación, el artículo completo:
La presidente Cristina Kirchner retrató a la agencia de espionaje de Argentina como siniestra, que no responde a nadie, y, posiblemente de ser responsable de la misteriosa muerte de un fiscal prominente en su apartamento de Buenos Aires.
Como resultado de ello, declaró esta semana que la Secretaría de Inteligencia debía ser cerrada y se tenía que construir una nueva agencia desde cero.
“No me pueden extorsionar. No me puede intimidar. No les tengo miedo “, dijo hablando directamente a los líderes de la agencia en un discurso televisado el lunes.
Pero la historia subyacente de la controversia es más complicada, con raíces en Irán y un ataque terrorista de hace dos décadas que nunca ha sido totalmente resueltos, de acuerdo a fuentes cercanas a la agencia y el gobierno izquierdista consultadas por Reuters.
Dicen que la Presidente ha estado en un conflicto abierto con su propia agencia de espionaje durante dos años, tras un acuerdo en el que se acordó la ayuda de Irán para investigar el atentado contra un centro comunitario judío en Buenos Aires en el que murieron 85 personas 1994.
Cristina Kirchner ha presentado el acuerdo como la única forma de confirmar si el gobierno de Irán estuvo detrás del ataque, como alegaron los fiscales argentinos. Sin la cooperación de Teherán, la investigación permanecería estancado y sería imposible interrogar a los sospechosos iraníes, dijo.
Irán ha negado enérgicamente cualquier participación en el atentado.
Sin embargo, algunos de los líderes de la agencia de espionaje se sintieron traicionados por el memorándum, dijo una fuente con conocimiento de los asuntos de la agencia bajo condición de anonimato. Pasaron muchos años ayudando a los fiscales a fundamentar el caso contra Irán, y vieron el acuerdo promovido por el Gobierno como un intento de encubrir su investigación.
“Era como si ella se hubiera cambiado de bando y de pronto se amigara con Irán”, dijo la fuente. “Eso es de lo que esta disputa se trata”.
Un funcionario del Gobierno confirmó que el acuerdo Irán fue el origen del conflicto, al que calificó como una grave amenaza para la mandataria. “Cuando (la agencia) deja de apoyarte, estás sonado”, dijo.
Los repetidos intentos de Reuters por contactarse con la Secretaría de Inteligencia (SI) no tuvieron éxito. Nadie respondió a un timbre esta semana en la entrada con espejo de su sede en un edificio señorial al otro lado de la calle del palacio de Cristina Kirchner en Buenos Aires.
Los argentinos, horrorizados
El conflicto estalló en la opinión pública el 18 de enero, cuando Alberto Nisman, el principal fiscal a cargo de la investigación sobre el atentado con bomba contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), fue hallado muerto en su baño con una bala en la cabeza.
Nisman debía presentar al día siguiente en el Congresos sus nuevos hallazgos con respecto a la acuerdo de Cristina Kirchner con Irán.
Su muerte horroriza a muchos argentinos, al igual que a organizaciones judías de todo el mundo, y ha perjudicado la popularidad de Cristina Kirchner, en un momento en el que ella está lidiando con una economía al borde de la recesión y enfrentando una larga batalla con acreedores extranjeros sobre deuda en default.
Cristina Kirchner dijo que cree que Nisman fue asesinado, aunque no detalló cómo, y nadie ha sido arrestado en conexión con el caso. Las autoridades admiten en privado que la verdad quizás nunca se sepa.
Mientras, la profundidad y la complejidad de su conflicto con las agencias de inteligencia sugieren que el caso podría extenderse por meses o más, con consecuencias impredecibles para todos los partidos.
“Esto seguirá y seguirá, pero no pararemos de hacer preguntas, no importa quién esté involucrado”, dijo Patricia Bullrich, una legisladora de la oposición que era el principal contacto de Nisman en el Congreso, en una entrevista. “Las raíces son muy profundas”.
Guerra sucia
La Secretaría de Inteligencia y sus alrededor de 3.000 empleados reportan, en teoría, al presidente. Pero en la práctica, ha funcionado por mucho tiempo en un turbio mundo propio, dicen sus críticos.
La agencia desempañó un papel importante en la “guerra sucia” del gobierno militar contra presuntos izquierdistas en la década de 1970. Grupos de defensa de los derechos humanos estiman que 30.000 personas murieron a manos del Estado durante la dictadura.
Muchos de los oficiales subalternos de la agencia de aquel entonces son sus ahora líderes, según Gerardo Young, un periodista que escribió un libro titulado “La Argentina secreta” sobre la comunidad de inteligencia.
Hoy en día, la agencia todavía disfruta de una “autonomía inaceptable” y ha seguido espiando a políticos, líderes de movimientos sociales y otros en los últimos años, mientras se resiste a los intentos de una tener una mayor supervisión, de acuerdo con un informe reciente de la Asociación de Derecho Civil, una organización sin fines de lucro.
No obstante, Cristina Kirchner una vez creyó que podría utilizar la SI en forma constructiva.
Cuando su difunto esposo Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003, ordenó a la agencia ayudar a los fiscales a descubrir quién atentó contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, la AMIA, en lo que fue el peor ataque a una institución judía desde la Segunda Guerra Mundial.
La colaboración produjo resultados. Con la ayuda de la secretaría, Nisman publicó un informe en 2006 en el que denunciaba que agentes de Hezbollah habían llevado a cabo el ataque con el apoyo financiero y logístico de Irán.
Nisman citó el testimonio de testigos, información de escuchas telefónicas y los registros bancarios de los iraníes, y una foto que supuestamente mostraba a un entonces funcionario de la embajada iraní en Buenos Aires en busca de un tipo de camioneta que eventualmente se usaría en el atentado.
En 2007, a pedido de la Argentina, Interpol puso a cinco iraníes y un ciudadano libanés en su lista de más buscados por su relación con el atentado. Muchos en la comunidad judía de Argentina, la más grande de América Latina, creían que la Justicia estaba finalmente a la mano.
“Parecía que el gobierno finalmente estaba de nuestro lado”, dijo Eliana Hoel, de 43 años, en un evento para conmemorar a las víctimas de la AMIA esta semana. “Había tanta esperanza en esos años”.
“Lo necesitaban muerto”
Luego, el 27 de enero del 2013-Día Internacional del Holocausto- un sorpresivo anuncio cambió todo. Cristina Kirchner, quien para ese momento ya era Presidente, dijo que Argentina había firmado un acuerdo con Irán para crear una “comisión conjunta de la verdad”, creada por cinco jueces independientes de los países terceros para investigar el bombardeo a la AMIA.
La mandataria dijo eso por las leyes argentinas que prohíben juzgar a los sospechosos en ausencia y las leyes iraníes que bloquean la extradición. El acuerdo era la única manera posible de que los sospechosos iraníes sean interrogados en el caso.
Sin embargo, muchos grupos judíos y otros creían que el acuerdo señalaba el fin de la voluntad Argentina para perseguir la causa AMIA. “Es como pedirle a la Alemania nazi que esclarezca los hechos de la Noche de los Cristales”.
El acuerdo coincidió con una puja diplomática de Irán en busca de aliados sudamericanos, en un momento que estaba bloqueado en una confrontación con Europa y los Estados Unidos por un programa nuclear. Los gobiernos de izquierda de Brasil y Venezuela también ampliaron el comercio y otros lazos con Irán.
En la práctica, la comisión de verdad nunca fue implementada porque la Corte argentina la declaró inconstitucional. Los titulares de la SI quedaron furiosos, confió una fuente cercana a la agencia.
En un reporte publicado días antes de su muerte, Nisman acusó a Cristina Kirchner de cerrar un trato con Irán para desviar la pista y recibir petróleo a cambio. Según el fiscal, sería un aporte valioso en un momento de crecientes problemas económicos para Argentina.
Kirchner consideró la denuncia de absurda y públicamente acusó a agentes de la SI de plantar falsa información, la cual usó Nisman en su reporte. En una carta de Facebook publicada el 22 de enero, sugirió que, luego de usar a Nisman para avergonzarla, los espías arreglaron su muerte. “Lo usaron a él con vida y después lo necesitaban muerto. Es simplemente así de triste y terrible”, escribió.
El funcionario de gobierno que habló con Reuters dijo que los titulares de la SI estaban también en contra de Cristina Kirchner porque eran leales a los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel.
Algunos especialistas creen que la confrontación con la agencia de espías es una pista falsa y que Nisman murió por otra razón. A pesar de las acusaciones públicas de Cristina Kirchner, ningún agente de la SI fue detenido hasta el momento.
Los investigadores del caso todavía no descartaron el suicidio y otras teorías relacionadas.
Pero Bullrich, una legisladora de la oposición, dijo que en un caso con hechos tan poco claros, la pista sobre Irán es, al menos, un lugar para empezar.
“Hay agentes que están en conflicto con la Presidente. Eso es muy serio”, dijo Bullrich. “Vamos a seguir esa pista. No sabes a dónde nos va a llevar”.