Noticias: ¿Usted vio cómo manejaban la plata de Lázaro Báez y Néstor Kirchner?
Horacio Quiroga: Sí. Era plata que nos mandó Kirchner para Lázaro Báez.
Noticias: ¿Cuánta plata era?
Quiroga: Unos 7 millones de dólares. La contaron arriba de una mesa.
Hasta noviembre del 2010, Horacio Guillermo Quiroga fue presidente de Epsur SA y Misahar SA, las dos empresas de Lázaro Báez beneficiadas por el Estado en la concesión de áreas petroleras en Santa Cruz en el 2008. Conocía al empresario K desde fines del 2007, cuando empezó a asesorarlo en Austral Construcciones. Nunca fueron íntimos amigos, pero compartieron infinidad de cenas, reuniones de trabajo y hasta asados en la chacra del empresario en Río Gallegos.
Quiroga hace casi tres años que no habla con Báez ni con nadie de su entorno. Dice que está desempleado. Por momentos, le tiemblan las manos. Está nervioso. Y tiene miedo: “Le pido a la Presidenta que por favor tenga la amabilidad de dar instrucciones a los servicios de seguridad de que protejan a mi familia por lo que pudiera venir después de esta entrevista”.
Según Quiroga, su rol al frente de las empresas de Báez empezó a resquebrajarse a mediados del 2010. El empresario K, supuesto testaferro del ex presidente, no había invertido un peso en la exploración de petróleo en el Sur, y el hombre temía por el futuro de las concesiones. “Yo insistía en que ya era hora de empezar con las inversiones en las petroleras porque estábamos atrasados y nos podían sancionar. Eran áreas concesionadas. Se preparó un programa de trabajo, llamado Laguna Figueroa, que es un yacimiento que se calculaba que tenía 50 kilómetros cuadrados, con un potencial muy grande. Y ante mi insistencia aparece por la oficina un señor al que se lo conoce públicamente como ‘Bochi’ Sanfelice”, explica ahora Quiroga, tres años después. “Bochi” es Osvaldo Sanfelice, socio del hijo presidencial en la inmobiliaria que la familia K tiene en Río Gallegos, y uno de los amigos más íntimos del ex presidente. Junto a Máximo Kirchner, Sanfelice administra todas las propiedades y los negocios familiares (ver recuadro).
Noticias: ¿Sanfelice apareció en las oficinas de Austral, en el pasaje Carabelas, en Buenos Aires?
Quiroga: Sí. Es una persona que todos sabíamos que era de mucha confianza del presidente Kirchner. Y entonces recibo la buena noticia de que nos iban a enviar fondos. Que el presidente Kirchner nos iba a enviar una cifra importante de fondos para ayudarnos en las inversiones.
Noticias: ¿Era normal que Kirchner mande plata a la empresa?
Quiroga: Yo no podía saberlo.
Noticias: ¿Pero ustedes debían recibir plata del Estado para las inversiones?
Quiroga: Yo soy una persona que conoce el Estado, sé cómo es un proceso administrativo, y esto no cumplió con ninguna de esas cosas. Este aporte de fondos no era del Estado, no era un subsidio. Era un préstamo personal del presidente Kirchner a la empresa de Báez.
Noticias: ¿Con plata del Estado?
Quiroga: No lo sé, para eso yo debería haber visto de dónde la sacó. De lo que estoy seguro es que no vino de un subsidio al cual teníamos que darle un recibo.
Noticias: ¿Usted lo conocía a Sanfelice?
Quiroga: Ya lo había visto una vez cuando me tocó acompañar al embajador de Corea a El Calafate. Cuando nos hospedamos en el hotel Alto Calafate, allí en medio de toda la delegación, estuve con él en una mesa.
Noticias: ¿Y qué día llega Sanfelice a la oficina de Austral?
Quiroga: Esto fue en los primeros días de octubre del 2010. Estábamos en el sexto piso. Lo recibió Lázaro Báez.
Noticias: ¿Había alguien más?
Quiroga: Sí, estaba Rojas Mónaco también (Diego Gabriel Rojas Mónaco era en ese momento vicepresidente de las empresas Epsur y Misahar). Estábamos los cuatro. Yo no entendía muy bien la razón de la visita porque no me lo habían anticipado. Entonces le empezaron a explicar a Sanfelice los programas de la empresa, los planes que teníamos, y entonces se le ofrece una oficina en Carabelas para que haga el seguimiento de lo que le habían mandado a supervisar.
Noticias: ¿Lo mandaba Kirchner directamente?
Quiroga: Claro. Él ahí le respondió a Báez: “Yo no te voy a controlar y tampoco te voy a aceptar una oficina acá porque en realidad cuando yo vengo del Sur voy a los lugares donde me invita Néstor”. Entonces dice: “Yo no tengo ninguna necesidad de venir a ocupar una oficina acá ni nada que se le parezca. Quedate tranquilo, está todo bien, ya escuché a la gente que tenés acá, vi las instalaciones y al personal trabajando”, y se fue. Y a los dos o tres días ingresó una cifra importante de fondos destinados a la empresa.
Noticias: ¿Cómo llegó la plata que ofreció Kirchner?
Quiroga: Llegó en vehículos. Yo vi la plata arriba del escritorio. Sabía que iba a venir, pero no teníamos la confirmación del día. Yo estaba en el sexto piso y tres días después de que viniera Osvaldo Sanfelice llega la plata. Yo bajo al quinto piso como lo hacía regularmente y veo que están contando el dinero y ahí me dice Mendoza (Julio, presidente de Austral SA): “Ahí está el dinero para Epsur y ahora lo llevamos a Río Gallegos”.
Noticias: ¿Cuánta gente había contando la plata?
Quiroga: Entre dos y tres personas. Personal administrativo de Austral.
Noticias: ¿Alguna vez había visto tanta plata junta?
Quiroga: Viajé mucho por el mundo, pero no sé si alguna vez vi tanta plata junta. No es común ver eso. Eran dólares.
Noticias: ¿Cuánto era?
Quiroga: Unos 7 millones de dólares. Era lo que nosotros estimábamos que salía la inversión en el pozo y era lo que habían dicho que iban a mandar. Yo no la conté. Pero era mucha plata. Estaba arriba de una mesa.
Noticias: ¿La contaron en una oficina?
Quiroga: En el quinto piso de Austral, en Buenos Aires. Era una oficina con despachos para audiencias, donde también estaban los custodios. Ahí hay un contador y trabajaba un primo de Báez, Fernando Cantín, que manejaba la caja chica de la empresa. Había una oficina grande tipo sala de reuniones. Ahí estaban contando la plata. El ex presidente dijo que iba a mandar plata para las inversiones.
Noticias: ¿Y qué pasó con ese dinero?
Quiroga: Nunca me dieron la instrucción de contabilizar ni un peso de ese origen, no ingresó a la empresa. Luego pasan unos días en los que no me preocupo y lamentablemente fallece Kirchner en El Calafate. Hasta que yo estuve en la empresa, esa plata nunca se contabilizó.
El martes 9 de noviembre del 2010, un mes después, a Quiroga le avisaron que ya no estaba al frente de las empresas de Báez. Un escribano se acercó hasta el departamento alquilado de Puerto Madero en el que todavía vive a notificarlo en forma oficial, quince días más tarde. Quiroga nunca volvió a hablar de esos fondos y de ese episodio. Hasta hoy.
Su explosivo testimonio revela los manejos oscuros de dinero entre Báez y Kirchner. El episodio entre el ex presidente y su presunto testaferro desnuda más de una irregularidad. ¿Es normal que una empresa reciba bolsos con millones de dólares, que se cuenten sobre una mesa y que nunca se asienten en los libros contables? Según Alicia López, ex titular de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), “debería constar ese dinero en algún asiento contable”. Si no fuese así, dice, se estaría frente a una situación al menos irregular. Para López, no es habitual que una empresa se maneje transportando dinero de esa manera.
La escena deja más interrogantes. ¿Por qué un ex presidente destina millones de dólares a un empresario amigo? ¿Cuál era el verdadero destino de esos fondos? ¿Y el origen? Lo cierto es que según la última declaración jurada presentada ante la Oficina Anticorrupción, Kirchner declaró poseer un plazo fijo de 3.220.352 dólares. Es el único monto declarado en moneda extranjera. Cualquiera de las inquietudes esconde la misma respuesta: Quiroga fue testigo directo del manejo de la plata negra del kirchnerismo.
Noticias: ¿Por qué cree que lo echaron?
Quiroga: Uno cuando es técnico es ingenuo en algunas cosas. Claro, yo era el único que sabía… al poco tiempo lo echan a Rojas Mónaco.
Noticias: ¿Qué era lo que usted sabía?
Quiroga: Que había ingresado dinero de Kirchner a la compañía. Sabíamos Sanfelice, Lázaro Báez, Rojas Mónaco y yo. ¿No será que me despidieron para que no hable con la señora? Porque si la señora me preguntaba…
Quiroga siempre menciona como “la señora” a Cristina Fernández. Así se dirigió a ella en la carta de tres hojas que le envió a la Casa Rosada, el 7 de febrero de este año, en la que le explicaba su situación (ver recuadro). Según Quiroga, la salida de Rojas Mónaco del imperio Báez también podría estar relacionado con aquel episodio de principios de octubre del 2010.
El caso de Rojas Mónaco merece un párrafo aparte. Quiroga lo había nombrado vicepresidente de las dos petroleras que dirigía por pedido directo de Báez. Cuando el especialista en energía le preguntó cuáles eran los pergaminos del hombre, la respuesta de Báez lo dejó boquiabierto: “Me dijo que era una persona de toda confianza de la familia, que por eso y solo por eso era necesario que sea vicepresidente”. Lo cierto es que la designación de Rojas Mónaco es otra más de las desprolijidades con las que se maneja el supuesto testaferro K: era maestro de Reiki de la familia Báez, egresado –sin título– de la escuela Shambala y “especialista en péndulo”.
¿Quién es? Quiroga nació en Tucumán, tiene 62 años y su acento mezcla su infancia tucumana con tonadas salteñas, donde vivió algunos años por el trabajo de su padre ferroviario. Nunca levanta la voz y por momentos se muestra ingenuo: dice que su perfil es estrictamente técnico.
Licenciado en Relaciones Internacionales y especializado en energía, Quiroga llegó a Báez por consejo de Julio Enrique Mendoza, presidente de Austral Construcciones. Durante más de 3 años y medio, el hombre fue protagonista privilegiado del imperio económico forjado por Báez y de la relación del empresario K con el ex presidente.
Noticias: ¿Por qué decide hablar ahora?
Quiroga: Acepté esta entrevista después de tres años por una nota de Clarín (del 17 de mayo pasado) que decía que a mí me hicieron una auditoría y que me despidió el señor Daniel Pérez Gadín (contador de Austral, apuntado por la Justicia). Eso es falso de toda falsedad y es demostrable. Hemos llegado a un límite en el cual ya no es posible soportar más.
La entrevista se realizó en la redacción de NOTICIAS en dos tramos, entre el lunes 2 y el martes 3. Antes, esta revista mantuvo cuatro encuentros con él, uno de ellos en el departamento del complejo Bayres Madero, en Puerto Madero, que ocupa junto a su mujer y su pequeño hijo desde abril del 2009, y cuyo alquiler todavía paga el propio Báez a través de Austral Construcciones.
En abril de este año, la Justicia le notificó a Quiroga que debía desalojar el departamento de tres ambientes, que todavía habita y que mantiene algo maltrecho: el dueño de la propiedad inició un juicio de desalojo a Austral Construcciones por el vencimiento del contrato de alquiler. El sábado 31 de agosto, NOTICIAS retrató allí a Quiroga. Los padres del vicepresidente Amado Boudou y el técnico de San Lorenzo de Almagro, Juan Antonio Pizzi, se destacan entre sus vecinos ilustres.
Cuando lo echaron, en noviembre del 2010, el ex presidente de Epsur y Misahar estaba sumido en un insoportable estrés que derivó en una profunda depresión diagnosticada por un equipo de psiquiatras. Según él, el cuadro fue provocado por la falta de inversiones de las petroleras que presidía, las constantes irregularidades y el maltrato que recibía. Le avisaron del despido el martes 9 de noviembre del 2010. “Sin justa causa”, es la explicación que le dieron, según las actas a las que accedió NOTICIAS. Desde esos días mantiene un millonario juicio laboral que podría tener sentencia en las próximas semanas. Según el expediente, Quiroga le reclama a Báez 3.079.000 pesos, además del 18 por ciento anual de intereses desde que se inició el juicio.
Noticias: ¿Cuando lo echaron de la empresa le hicieron alguna advertencia?
Quiroga: Varios empleados de Austral me dijeron que no haga nada. Me decían que me quedara tranquilo, que no era conveniente que lleve adelante más problemas.
Noticias: Usted trabajó tres años y medio con Báez, ¿le quedó claro qué Lázaro es Kirchner?
Quiroga: Sí, el mismo Lázaro lo decía. Si no fuera por Kirchner él no hubiera tenido la cantidad de obras que tenía. Se cansó de agradecerle a Kirchner las contrataciones que tenía.
Noticias: ¿Y cuando se presentan pruebas de que es el testaferro de Kirchner usted qué piensa?
Quiroga: Dicen que es el testaferro, Báez a su vez agradece el éxito y la cantidad de obras adjudicadas. La distancia que hay entre Kirchner en personalidad y formación con el señor Báez es notable. ¿Se puede pensar que haya sido una persona de confianza que tenía y que Kirchner lo hacía participar de sus intereses personales? Yo creo que sí.
Noticias: ¿Cuántas veces lo vio a Kirchner en persona?
Quiroga: Dos veces en actos públicos, en Río Gallegos. Eran actos políticos, lo saludaba y cruzábamos algunas palabras.
Noticias: ¿Y Báez cómo se mostraba con él en público?
Quiroga: En público eran muy cuidadosos de cómo se trataban.
Noticias: ¿Lázaro iba seguido a ver a Kirchner?
Quiroga: Permanentemente. Todas las veces que podía se reunía con él. Solía viajar los martes a Buenos Aires y se volvía el viernes al Sur.
Noticias: Usted viajó mucho en el avión de Báez, ¿era frecuente viajar con bolsos con dinero, como ahora denuncian?
Quiroga: Yo he viajado en el avión en varias oportunidades entre Santa Cruz y Buenos Aires, y con distintos tipos de ejecutivos y funcionarios provinciales. Y por supuesto que he visto equipajes de todo tipo. Nunca tuve la confianza con Báez como para preguntarle si estaba llevando o no dinero.
Noticias: ¿Pero usted veía los bolsos en los aviones?
Quiroga: ¡Sí, claro! Yo iba en los aviones con bolsos y volvía con bolsos. Uno no sabía si era equipaje de los pilotos o qué.
Noticias: ¿Hizo algún viaje solo con los pilotos…?
Quiroga: (Interrumpe). Había equipaje…
Noticias: ¿Y era de los pilotos?
Quiroga: Y… no lo sabía. Yo sabía cuál era mi equipaje.
Noticias: ¿Y alguna vez les preguntó a los pilotos que había en los bolsos?
Quiroga: Una vez les pregunté si podíamos ver los bolsos y me dijeron: “Llevamos unos corderos patagónicos para regalar” (ríe).
Noticias: ¿Y podían llevar corderos?
Quiroga: (Ríe). Y, eran bolsos que podían llevar corderos. Pero un cordero tiene que ir refrigerado para durar. A mí en su momento me dio un poco de risa.
Noticias: ¿Nunca abrió uno de esos bolsos?
Quiroga: No.
Desde adentro del Grupo Báez, Quiroga conoció todos los manejos del imperio, al que califica al menos como “desprolijo”. “Por eso me deben seguir pagando el alquiler aunque me echaron. No deben ni saber que lo siguen haciendo”, explica.
Además de Lázaro, Quiroga tenía una relación fluida con Martín Báez, uno de los hijos del empresario que pisa fuerte en las sociedades de la familia y que ahora está en la mira de la Justicia por supuesto lavado de dinero, en el marco de la causa en la que se investiga la ruta del dinero K. Según Quiroga, Martín Báez es un chico “sin temperamento”. “Me contó en una conversación que tuvimos en un avión que a él le hubiese gustado estudiar para director de cine, que esa era su vocación. Pero igual aceptó acompañar a su papá”, asegura, y jura no tener conocimiento de las sospechas judiciales sobre el hijo del empresario. “No hablaba, es muy introvertido”, dice.
Quiroga y Báez junior compartieron viajes a Moscú y San Petersburgo, en Rusia, y a Zaragoza, en España, en el 2008. La idea era convencer a un grupo de científicos rusos de primer nivel para que los asesoraran en un proyecto de energía. Pero la expedición rusa terminó mal: Báez nunca pagó el costoso informe técnico que le enviaron. “Fue una vergüenza. Nunca les explicaron por qué no les pagaron nada”, dice Quiroga. Por estos días, el gobierno santacruceño de Daniel Peralta analiza la rescisión de las concesiones petroleras de Epsur y Misahar por la falta de inversiones.
Consultados por NOTICIAS, voceros de Austral aseguraron que a Quiroga lo echaron por no cumplir con sus objetivos profesionales, y deslizan supuestas irregularidades en su gestión. “Pasó gastos por trabajos que no se hicieron”, dicen. Él lo desmiente.
Noticias: ¿Cómo era la relación de Báez con los funcionarios?
Quiroga: Según con quiénes. Yo lo he visto reunido cuando me presentó ante las autoridades con el contador Roberto Baratta y Ezequiel García, del Ministerio de Planificación, y era una relación en la que aparentemente tenía un cierto dominio sobre el resto. Era una personalidad que no iba humildemente a pedir favores. Se conducía así.
Noticias: ¿Invocaba el nombre de Néstor Kirchner?
Quiroga: No tenía necesidad, no hacía falta preguntar cuál era su relación con las autoridades nacionales. Todos sabían que era un amigo de Kirchner.
Noticias: ¿Sufrió alguna amenaza?
Quiroga: En una oportunidad, en Río Gallegos, el jefe de la custodia de Báez me llevaba desde la empresa al hotel en el que me alojaba. Cuando estábamos solos me dijo: “Si llegás a cometer alguno de los errores que cometieron otros, o algún abuso con la empresa, personalmente me voy a encargar de vos”.
Noticias: ¿Había vivido alguna situación similar?
Quiroga: Jamás. Pero me lo tomé con humor y le dije: “Bueno, de acuerdo, cuando vaya a suceder te aviso, te voy a mantener al tanto”. El tipo me miró serio porque tampoco se esperaba esta respuesta. Me lo dijo en tono amenazante, con ojos firmes.
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