La respuesta rápida a la pregunta en el título es: sí. Para ello necesitamos empresas informativas comprometidas en entregar información confiable, pero también necesitamos consumidores de noticias más responsables.
A pesar de que la humanidad siempre está en constante cambio, a veces nos tardamos en adaptarnos, aunque, al final, siempre imperan los cambios.
Estamos en contacto con los cambios tecnológicos y la innovación digital ha introducido un nuevo nivel de influencia en los hábitos de consumo de noticias del público en general a nivel mundial. En la última década los medios de comunicación, las aplicaciones de mensajería, los mensajes de texto y el correo electrónico proporcionan un flujo constante de noticias de personas que tenemos cerca, así como de desconocidos totales.
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En general se supone que los medios de noticias deben informar solamente los “hechos” y los lectores o los espectadores siempre deben llegar solos a las conclusiones correctas acerca de la información que se les presenta, aunque esto es sólo parte de la suposición, porque aunque se necesita que las noticias contengan información confiable, también necesitamos que aquellos que la reciben sean consumidores responsables de medios.
Pero vivimos en una época complicada para la credibilidad de los medios de comunicación. Los medios de comunicación tradicionales, como la radio, la televisión y los periódicos viven una etapa de desconfianza por parte de la ciudadanía, según una encuesta más reciente realizada por Parametría. Según los datos de Parametría nunca antes habían registrado un porcentaje tan alto de mexicanos que dice tener poco o nada de confianza en los medios de comunicación: ocho de cada diez mexicanos desconfían de estas fuentes de información.
Los noticieros de televisión son los que presentan mayores niveles de desconfianza; el 83% de los mexicanos dijo tener poca o nada de confianza en ellos. En cuanto a los noticieros de radio, el 81% de entrevistados dijo no confiar en ellos. En cuanto a los periódicos la desconfianza llegó a 79 por ciento.
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La pérdida de confianza en los medios de comunicación no es un fenómeno exclusivo de México, ya que la mayoría de países presenta una baja en la confianza. Las redes sociales se han convertido en una herramienta que los ciudadanos usan cada vez con mayor frecuencia para enterarse de los acontecimientos.
El problema es que las noticias ahora aparecen en los medios sociales en partes o completas, pero extrañamente en redes sociales le damos más importancia al mensaje que a la fuente. Durante la pasada campaña electoral en Estados Unidos, miles de historias falsas fueron compartidas en medios sociales sin revisar que la información que se difundía fuera verdadera.
En México, a principios de año, en el marco de las protestas por los aumentos al precio de las gasolinas, algunos mensajes se propagaron por diferentes medios generando una atmósfera de miedo entre la gente que compartió esa información que recibía en sus redes sociales o directamente en sus teléfonos móviles en WhatsApp y que hacía referencias a “toques de queda”, “desalojos” o convocatorias y anuncios de “ataques a comercios”. Muchas de esas informaciones resultaron ser falsas.
Según estadísticas del Centro de Investigaciones Pew, 44% de los norteamericanos considera a Facebook como su principal fuente de noticias. En México, preferimos leer las noticias (47%) a verlas en video (40%) o escucharlas (17%), pero según el Estudio de Consumo de Medios y Dispositivos entre Internautas Mexicanos del IAB (Interactive Advertising Bureau), los mexicanos sigue prefiriendo leer sus noticias de formas “tradicionales” (36%) frente a internet (28%). En ese sentido de los 68 millones de usuarios de internet en México, el 93% están registrados en una red social, siendo Facebook la más común con 97% de los registrados en medios sociales, según el estudio 2016 del IAB. De entre los usuarios activos de Facebook, una de sus actividades principales (38%) es buscar noticias o información de interés, y 42% usa sus redes sociales para consumir noticias.
En Estados Unidos fueron identificadas de octubre del 2016 a enero del 2017 54,000 historias falsas, según la marca de análisis de marketing digital Brandwatch; según Brandwatch al menos 10,000 noticias falsas fueron distribuidas entre octubre del 2016 y enero del 2017 en todo el mundo. Este conteo sólo muestra los resultados de las historias publicadas en inglés.
Un estudio del Centro de Estudios Pew reveló que cuatro de cada 10 estadounidenses se sienten seguros de poder reconocer una noticia falsa cuando se tope con ella. Un 45% se siente menos confiado, pero igual cree que podría reconocerlas.
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Aun así los grupos más vulnerables son los más jóvenes. Según una encuesta de la agencia de marketing digital eZanga, los jóvenes tienen menos capacidad para discernir entre una noticia falsa de una verdadera. Cuando se les a los jóvenes de menos de 17 años cuál era el aspecto de los sitios web que les inspiraba más confianza, 56% respondió que el nombre y la fuente, mientras que para 44% lo más importante es la presentación visual del sitio.
Un estudio de la Universidad de Stanford difundido en noviembre pasado, descubrió que los adolescentes no pueden distinguir la veracidad de lo que leen en internet. Según los datos del el estudio, de una muestras de 7,804 estudiantes, 82% no pudo distinguir entre contenidos patrocinados e historias periodísticas reales. Además los estudiantes juzgan la credibilidad de un tuit “noticioso” basado en qué tantos detalles contiene o si tiene una buena foto adjunta, y no en la fuente. Cuatro de cada diez estudiantes de educación media creen, basándose en el título, que una foto de unas margaritas deformes es evidencia creíble de las condiciones tóxicas cerca de la planta nuclear Fukushima en Japón. Incluso si la foto no contienen una fuente o alguna referencia de la ubicación de la foto.
Según datos de Pew, la mayoría de los estadounidenses afirman que las noticias apócrifas confunden a la sociedad. El 64% cree que las noticias falsas confunden mucho, el 24% cree que se crea poca confusión y el 11% no cree que generen confusión. El 23% de los encuestados admitió haber compartido en alguna ocasión alguna historia falsa; 14% admitió que compartió alguna noticia falsa con conocimiento de que no era legítima y 16% compartieron alguna noticia apócrifa, sólo para darse cuenta después de que no era verdad.
En este problema de información apócrifa la responsabilidad parecería que sólo debe recaer en el autor y el medio que difundió dicha información. El problema es que aunque los medios dejaran de difundir información imprecisa, los lectores debemos asumir que nosotros nos convertimos en voceros de esa misma información al reproducirla en nuestros medios sociales sin verificarla. Es importante verificar ya que, al final, es difícil saber quiénes serán los receptores finales de esa información, lo que complica poder dimensionar el impacto que se creará en el lector y así evitar la cadena de desinformación que se genera a partir de las noticias apócrifas.
Para restablecer la confianza en la relación entre medios de comunicación y lectores. Por un lado necesitamos que los consumidores de noticias adapten una conciencia crítica sobre su rol como lectores de medios. Y los medios debemos de hacer énfasis en nuestros procesos de verificación de información.
Según un artículo del Foro Económico Mundial aún hay espacio en la mejora de las habilidades de pensamiento crítico para que los ciudadanos sepan recoger fuentes fidedignas y resistir sus propios sesgos. Cultivar estas habilidades de pensamiento crítico requieren de tiempo y práctica, por lo que es más importante que nunca invertir en educación. La información fidedigna y las habilidades de pensamiento crítico son indispensables para cualquier democracia y no podemos caer en el error de darlas por sentado ya que según el Foro Económico Mundial así es como han triunfado las noticias falsas.
ruy.rebolledo@eleconomista.mx