Decenas de personas esperaban angustiadas la noche del domingo por información sobre sus familiares, a dos cuadras del club nocturno de Orlando en el que un asaltante solitario mató a cuando menos 50 personas e hirió a otras 53, en lo que es considerado como el peor tiroteo masivo en la historia de Estados Unidos.
Algunos estaban allí para expresar su solidaridad con las víctimas del tiroteo, mientras otras buscaban averiguar el paradero de sus seres queridos.
Entre ellos Rafael Rivera, un vecino del sector de origen puertorriqueño, quien expresó su preocupación por dos de sus amigos que se encontraban en el club Pulse en la madrugada del domingo y de quienes no ha tenido noticia desde entonces.
“Si no están acá, vamos a ir de hospital en hospital hasta que los encontremos”, dijo Rivera. “Estamos todos preocupados, orando y esperando que estén bien”.
Al parecer las víctimas son en su mayoría de origen hispano, ya que los sábados en la noche era fiesta latina, aseguró Siomaira Hernández, quien frecuentaba el lugar.
De hecho, las autoridades han dado a conocer hasta ahora los nombres de siete víctimas mortales, todas hispanas. Ellos son Edward Sotomayor Jr., de 34 años, Stanley Almodovar III, de 23 años, Luis Omar Ocasio-Capo, de 20 años, Juan Ramón Guerrero, de 22 años, Eric Iván Ortiz-Rivera, de 36 años, Peter O. González-Cruz, de 22 años y Luis S. Vielma, de 22 años.
De acuerdo con versiones periodísticas, en el interior de la discoteca todavía hay decenas de cadáveres en proceso de identificación.
La tragedia ocurrió la madrugada del domingo, cuando Omar Mateen, un ciudadano estadounidense de origen afgano, ingresó al local armado con un fusil de asalto AR-15 y una pistola de mano y comenzó a disparar sobre una multitud de al menos 300 personas. El Pulse es uno de los clubes gay más populares de Orlando.
En las cercanías del club, personas de diferentes orígenes, nacionalidades, identidades sexuales y religiones también acudieron al lugar a expresar su voz de rechazo. Uno de ellos, Hasan Shibly, director ejecutivo del Consejo de las Relaciones Americanas e Islámicas, dijo que estaba allí para reiterar que el autor de la masacre no representaba la ideología de la religión islámica.
“Estoy acá para rechazar todo tipo de violencia contra mis conciudadanos de la Florida”, dijo Shibly.
Cientos de personas se presentaron también a las instalaciones de OneBlood con el objetivo de donar sangre para los heridos. Sin embargo, esta organización se ciñe a las normas de la FDA (Administración de Alimentos y Drogas), que no permite que las personas que hayan tenido relaciones homosexuales durante el último año, donen su sangre.
Mientras tanto, los helicópteros sobrevolaban el lugar de los hechos, y las autoridades vigilaban el perímetro. Algunas personas, como Ángel Ayala repartían agua a quienes se encontraban afuera del área acordonada.
“En estos momentos de necesidad sentimos que nos tenemos que desbordar y ayudar a los familiares de las víctimas y aportar un granito de arena de la forma en la que podamos”, dijo Ayala.
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