Durante su campaña, el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, calificó al programa de salud conocido popularmente como Obamacare -por haber sido impulsado por el gobierno de Barack Obama- de “desastre total” y dijo que iba a derogarlo y reemplazarlo.
Desde que entró en vigor, en octubre de 2013, la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (nombre oficial) permitió acceder a cobertura sanitaria a unos 20 millones de personas que hasta entonces no disponían de ella, aunque aún quedan unos 24 millones de personas sin seguro.
Sin embargo, muchos conservadores opinan que Obamacare es una intromisión estatal en asuntos privados y acusan al programa de quitar trabajos en el área de la salud.
Y Trump a lo largo de la campaña parecía estar de acuerdo.
Ahora el candidato electo dijo en una entrevista con el diario The Wall Street Journal que estaría dispuesto mantener dos partes del Obamacare porque le “gustan mucho”.
Una de ellas es la prohibición de que las aseguradoras nieguen dar cobertura a alguien por tener condiciones médicas preexistentes, un problema que dejaba sin cobertura médica a quienes quizá más lo precisaban.
La segunda es la que permite a los jóvenes de hasta 26 años que viven que sus padres que puedan beneficiarse de los seguros de estos.
Por respeto a Obama
En el último año esta legislación recibió muchas críticas por el aumento de las primas de los seguros y por las dificultades económicas que ha causado a las compañías aseguradoras, muchas de las cuales han anunciado que reducirán su participación en el programa.
Pero Trump dijo a The Wall Street Journal que su reunión de una hora y media con Barack Obama, el jueves 10 de noviembre, le había hecho reconsiderar sus intenciones de eliminarla.
“Le dije que miraré sus sugerencias y por respeto, lo haré”, comentó el presidente electo.
Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en América del Norte, explica que las características de Obamacare que el presidente electo elogia son posibles gracias a las porciones de la ley que condena, como obligar a todos los estadounidenses que adquieran un seguro.
“Podría resultar difícil mantener lo primero sin lo segundo”, dice Zurcher.
Último minuto
“Derogar y reemplazar” ha sido el mantra republicano ante la reforma de salud de Barack Obama durante los últimos seis años.
Mientras fue candidato, Trump prometió “una gran asistencia sanitaria a una fracción del costo” actual, aunque no dio muchos detalles de cómo sería el reemplazo de Obamacare.
Ahora sus últimas declaraciones llegaron en medio de un aumento en las solicitudes para unirse al plan, posiblemente por temor a que el mismo esté a punto de desaparecer.
Más de 100.000 solicitantes obtuvieron el seguro de salud Obamacare al día siguiente de las elecciones del martes, la mayor inscripción de este año, según la administración Obama.
Los republicanos del Congreso han votado más de 50 veces para deshacer la ley. Alrededor de 22 millones de estadounidenses quedarían sin seguro si lo lograran.
Sin embargo, en un adelanto de la primera entrevista que Trump dio como presidente electo al programa 60 Minutes de la cadena CBS, el republicano dijo que derogará y reemplazará el proyecto “simultáneamente”, para que nadie quede sin protección.
Los republicanos mantendrán el control del Senado, pero todavía carecen de la súper mayoría que necesitarían para eliminar la Ley del Cuidado de Salud en su totalidad.
Y esta nueva postura de Trump menos radical puede no gustarles mucho.
Según explica Zurcher, a lo largo de la campaña, Trump rompió a menudo con la ortodoxia republicana sin pagar ningún precio político.
Y agrega: “Puede que aprenda que como presidente no llegará lejos sin el respaldo del establishmentdel partido“.
Aumento de precios
El Obamacare ha tenido otras dificultades.
En octubre, el gobierno dijo que se espera que el costo promedio de cobertura médica aumente un 25% en 2017 para los estadounidenses que no califican para los subsidios.
El ex presidente Bill Clinton opinó que la porción no subvencionada de la ley era “la cosa más loca del mundo”.
A diferencia de otros países occidentales, en Estados Unidos las compañías privadas, en lugar del gobierno, proporcionan seguro de salud para los ciudadanos estadounidenses.
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