El asesinato del pequeño Grégory Villemin, ocurrido hace 32 años, es uno de los mayores enigmas policiales de la historia moderna de Francia.
El 16 de octubre de 1984 el cuerpo del niño de 4 años apareció con las manos y pies atados en el río Vologne, cerca de su casa en el noreste de Francia.
Su muerte desató una trama de rivalidades familiares, cartas anónimas con amenazas, pistas falsas y errores judiciales, que generaron una gran atención mediática e interés que aún persisten.
Pero el culpable del crimen jamás fue encontrado.
Este martes, el juez Jean-Michel Lambert, quien tuvo un rol fundamental en la investigación, apareció muerto en su casa con una bolsa de plástico en su cabeza.
Según la policía, no había indicios violencia.
Lambert, que tenía 32 años cuando le fue designado a cargo del caso de Villemin, había admitido cometer errores en el que fue el primer trabajo de su trayectoria como juez.
“Es un caso que me ha perseguido toda mi carrera, toda mi vida”, dijo Lambert en 2014 en una entrevista.
La justicia reabrió las pesquisas el mes pasado ante la aparición de nuevas evidencias, deteniendo a tres familiares del padre del pequeño.
¿Cómo fue la investigación?
El primer sospechoso del caso fue Bernard Laroche, un primo del padre del niño. Fue su propia cuñada, Muriel Bolle, quien testificó en su contra y lo envió a la cárcel.
Sin embargo, un año después Bolle se retractó de su declaración y Laroche fue liberado.
Semanas más tarde, el hombre murió baleado por el padre del niño, Jean-Marie Villemin, quien fue sentenciado a prisión por ello.
Unos meses después, el juez Lambert centró la investigación en la madre del niño, Christine Villemin.
La mujer fue acusada de infanticidio en 1985, pero en 1993 se retiraron los cargos en su contra.
Para 1987 Lambert había sido sustituido por otro juez, Maurice Simon, cuya devastadora crítica del trabajo de su predecesor emergió este miércoles.
Según el canal de noticias francés BFMTV, en aquel entonces Simon escribió en sus cuadernos personales sobre lo que describió como el “desorden intelectual” de Lambert.
“Estoy en medio de un error judicial en todo su horror”, escribió sobre las acusaciones contra la madre de Grégory Villemin.
El mismo Lambert había admitido que no estaba preparado para lidiar con el enorme interés que despertó el caso en ese momento y se había quejado del escaso apoyo judicial que había recibido.
¿Por qué se reabrió el caso?
La ciencia forense ha tenido grandes cambios en las últimas tres décadas y los avances en la tecnología de ADN dieron nuevas esperanzas a los investigadores del caso.
En junio tres miembros de la familia del padre del niño asesinado fueron detenidos por la policía.
El tío abuelo del niño, Marcel Jacob, y su esposa, Jacqueline, fueron sometidos a una investigación formal por secuestro con resultado de muerte. Más tarde fueron puestos en libertad.
La tercera detenida fue Muriel Bolle, quien enfrenta acusaciones similares.
Los fiscales creen que la mujer, que tenía 15 en el momento del asesinato, se retractó del testimonio que brindó en 1984 por presiones familiares.
Bolle se declaró inocente y comenzó una huelga de hambre que terminó este martes, el mismo día en que el juez Lambert fue encontrado sin vida.
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