El secretario de Prensa de la Casa Blanca,
Sean Spicer, anunció este viernes su renuncia al cargo tras comunicarle al presidente
Donald Trump que estaba profundamente en desacuerdo con la designación del banquero neoyorquino Anthony Scaramucci como el nuevo director de comunicaciones, un anuncio hecho apenas minutos antes.
Trump ofreció a Scaramucci el cargo a las 10:00 am no sin antes solicitarle a Spicer que permaneciera en su puesto. Sin embargo, el polémico jefe de prensa le indicó al mandatario que la designación del financista era un gran error, de acuerdo a una fuente de la Casa Blanca que tuvo acceso a la conversación entre ambos.
Esa fuente citada por varios medios en Washington, señaló que -en todo caso- Spicer mostró su voluntad de ayudar a que Scaramucci se incorpore rápidamente a sus tareas y que su dimisión se hará efectiva en agosto, tras lo cual
se hará cargo Sarah Huckabee, quien de alguna forma ya venía desempeñando ese papel de manera intermitente.
Spicer le dijo a la periodista de CNN Dana Bash que dimitió para darle una “tabla limpia” a Scaramucci. En un tuit dijo, “ha sido un honor y un privilegio prestar servicio al @POTUS @realDonaldTrump & a este increíble país. Continuaré mi servicio hasta agosto”.
El saliente portavoz, envió un mensaje en su cuenta Twitter en el que no indica ninguna insatisfacción y habla del “honor y privilegio de servir” al presidente Trump. Además anunció que seguirá en funciones hasta agosto.
It’s been an honor & a privilege to serve @POTUS @realDonaldTrump & this amazing country. I will continue my service through August
— Sean Spicer (@PressSec)
July 21, 2017
Con la dimisión de Spicer, el caos que rodea la Presidencia de Trump se intensificó este viernes en medio de la investigación del ‘Rusiagate’ sobre las posibles conexiones entre la campaña que llevó al poder al presidente republicano y Rusia para intervenir en los resultados de los comicios del pasado mes de noviembre.
Mike Dubke, anterior director de comunicaciones de la Casa Blanca,
dimitió el pasado 18 de mayo, aunque la noticia no se conoció hasta finales del mismo mes. Dubke decidió no seguir en el puesto tan solo tres meses después de haber sido designado.
“Las razones de mi partida son personales, pero ha sido un gran honor para mí servir al presidente Trump y a esta administración”, escribió Dubke a sus amigos en un correo citado por
Politico. Sin embargo, su trabajo -así como el de Spicer- había sido puesto en cuestión por Trump y otros miembros del gobierno por no haber sido capaz de cortar informativamente los continuos escándalos de la Casa Blanca.
Polémica tras polémica
Spicer ha sido una figura muy polémica por su vehemencia a la hora de defender a Trump, independientemente de lo acertadas o no que hayan sido sus decisiones a lo largo de estos primeros seis meses de gobierno.
A esto se le sumaron los innumerables encontronazos con periodistas, sus declaraciones subidas de tono, la manera como desafiaba preguntas y repreguntas en sus ruedas de prensa, un estilo que ya fue inmortalizado por el programa de comedia
‘Saturday Night Live’
lo que ahora también deja a la actriz Melissa McCarthy sin su famosa interpretación.
Su llegada a la oficina de prensa de la Casa Blanca no pudo ser más accidentada, luego de que Spicer justificó -mostrando un malestar evidente- que la presencia de gente en la toma de posesión de Trump el pasado 20 de enero fue mucho mayor que la de Barack Obama cuando asumió su primer periodo de gobierno, aun cuando las imágenes comparativas demostraban lo contrario.
A partir de allí su papel fue cuesta arriba, especialmente por las contradicciones que existieron entre las declaraciones que daba en sus ruedas de prensa diarias y lo que publicaba Trump vía Twitter o en alguna otra intervención pública.
El manejo de esta constante tormenta de informaciones comprometedoras complicó el trabajo de Spicer y su renuncia este viernes es la confirmación de lo aparentemente erosionadas relaciones entre el ahora exsecretario de Prensa y su jefe en la Oficina Oval.
Apenas este viernes, el fiscal especial del ‘Rusiagate’, Robert Mueller, pidió a la Casa Blanca que guarde toda la documentación relacionada con la reunión que sostuvo Donald Trump Jr y otros cercanos colaboradores del presidente en junio de 2016 con una abogada rusa que había prometido información dañina sobre la entonces candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton.
La renuncia de Spicer agrega un capítulo más a la tumultuosa actividad en el alto gobierno, caracterizada por el caos y las luchas internas de su personal, una situación reseñada en numerosas oportunidades por la prensa política.
Antecedentes
No es la primera vez que un jefe de prensa de la Casa Blanca renuncia por desaveniencias de caracter político con el presidente.
J. F. TerHorst, un periodista y amigo personal del presidente Gerald Ford, renunció apenas un mes después de su designación en agosto de 1974 luego de que el mandatario emitiera un perdón incondicional a Richard Nixon en conexión con el escándalo de Watergate que obligó al mandatario a presentar su renuncia para así evitar un juicio político que tarde o temprano lo hubiese alejado de la Casa Blanca.
La llegada ahora de Scaramucci a la Presidencia como director de comunicaciones representa un importante cambio dentro del gobierno de Trump en los esfuerzos para relanzar la imagen de la Casa Blanca, que no sale de un escándalo para entrar en otro, especialmente cuando hace esfuerzos importantes para enfocar la agenda en temas relevantes como la propuesta de reforma impositiva, de Obamacare y la seguridad nacional.
Pero observadores ponen en duda que la llegada de una nueva figura contrarrestre el impredecible estilo del presidente republicano, que utiliza sus propios mecanismos de comunicación para hacer política, en muchos casos de forma poco planificada y que incluso sorprende a sus propios colaboradores.
La mayor incógnita tras la renuncia de Spicer y la llegada de Scaramucci es cómo harán frente al ‘Rusiagate’, especialmente después de que Trump mostró su malestar en los últimos días ante el hecho de que el fiscal especial Mueller amplíe el espectro de sus investigaciones y comience a escarbar en las finanzas de la familia Trump.
La otra duda que existe es cómo Scaramucci manejará su relación con el jefe de gabinete, Reince Priebus, quien también se opuso a su designación según fuentes citadas por
The New York Times y
The Washington Post.
La dimisión de Spicer ocurre pocas horas después de que el abogado de confianza del presidente de EEUU, Mark Kasowitz, y su portavoz, Mark Corallo, abandonaran el equipo legal que defiende al mandatario ante la investigación del Departamento de Justicia sobre los presuntos
nexos de su campaña con el Kremlin.
Kasowitz conoce a Trump desde hace décadas y ha representado al mandatario en litigios con sus exesposas, así como en el caso de fraude por los cursos sobre negocios inmobiliarios de su extinta universidad y, además, su firma le ayudó a reestructurar su deuda cuando sus casinos se declararon en bancarrota.
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