En estos días en los que las malas noticias se generan con gran velocidad, hasta parece que lo hacen a propósito, urge voltear al deporte que, una y otra vez, nos genera un buen ánimo y refresca un tanto el panorama. Una vez más el béisbol continúa dándonos la mayor cantidad de aciertos y buenas historias que relatar.
Sin duda que ha sido por demás emotiva la serie final de la Zona Sur de la Liga Mexicana de Béisbol, en la que los Pericos de Puebla han logrado llegar a la final derrotando en una final épica a los aguerridos Leones de Yucatán. La definición se presentó de manera dramática, pues fue menester llegar hasta la entrada trece del sexto partido para que se presentara la carrera del triunfo en el Parque Kukulcán, con el público de pie alentando, sufriendo y gozando a cada lanzamiento al home.
Ahora los Pericos esperan al campeón de la Zona Norte, que hasta el momento de escribir esta colaboración dirimían los Sultanes de Monterrey y los Toros de Tijuana en el séptimo y definitivo partido, todo esto ante muy poca difusión mediática, algo incomprensible ante la evidente ebullición que se genera en las aficiones de todo el país, incluso con una Serie del Rey, como se le denomina a la gran final, que pudo ser de Tijuana a Yucatán, como decía aquel eslogan publicitario de los Sombreros Tardán.
Por lo pronto, en las Grandes Ligas se avecina la recta final de la temporada, aún con muchas cosas por definir, sin embargo, destacando la inmensa campaña del jovencito pitcher de los Azulejos de Toronto, Roberto Osuna, de Guasave, Sinaloa, que logró, el pasado domingo, llegar a los 30 salvamentos, una inmensa cifra para un pelotero tan joven. Osuna, heredero de una gran dinastía de pitchers mexicanos, ha logrado colocarse como uno de los mejores de las Grandes Ligas en su función de cerrador. Habitualmente es enviado a la lomita a sacar los tres outs finales, esos que son tan importantes para preservar una ventaja, y Osuna lo ha hecho de maravilla, algo realmente valioso.
Sus números son fantásticos en su incipiente carrera, pero habrá que resaltar el hecho de que ha llegado a 50 salvamentos, convirtiéndose en el mexicano más joven en llegar a tan importante cifra. Emanado de los Diablos Rojos del México, Osuna intenta emular la carrera de su tío, el Cañón Antonio Osuna, que logró ser un gran lanzador por once temporadas en las Grandes Ligas, algo que muy pocos han conseguido, además de que militó en grandes equipos como los Dodgers y los Yankees, entre otros.
Enhorabuena, pues, por el Cañoncito Osuna, que es un orgullo para el deporte de nuestro país.
Source Article from http://www.excelsior.com.mx/adrenalina/opinion/pablo-carrillo/2016/09/06/1115175
Comments