“Algunos se vuelven ricos estudiando la inteligencia artificial. Yo hago dinero estudiando la estupidez humana”.
Así es como se define en su cuenta de Twitter el multimillonario Carl Icahn, conocido como uno de los más célebres “inversores-activistas” del mundo, quien acaba de anunciar su retirada de Apple debido a su preocupación por las perspectivas de la compañía en China.
No es poca cosa: en algún punto del año pasado, Icahn fue dueño de 53 millones de acciones en Apple, cerca del 1% del total, por un valor que rondaba los US$6.500 millones.
Aunque el monto de la operación de venta no ha sido revelado, informes señalan que obtuvo unos US$2.000 millones por la transacción.
Difícilmente son buenas noticias para el gigante tecnológico, cuyos resultados financieros esta semana dieron cuenta de una caída del 13% en sus ganancias, atribuida a una disminución en las ventas del iPhone.
En el pasado, un anuncio de compra de acciones por parte de Icahn se traducía en una subida inmediata. Ahora, como podía esperarse, la reacción fue a la baja: al cierre del jueves, habían perdido 3% de su valor.
Pero aún más difícil es imaginarse la reacción de Tim Cook, jefe de Apple, cuando Icahn le soltó la noticia de que se iba con su millones a otro lado.
“Lo llamé esta mañana. Me dijo que lo sentía, obviamente. Pero le dije que es una gran compañía“, dijo el inversionista.
China
Tampoco es sencillo evaluar las razones de Icanh para retirarse de Apple.
De acuerdo con lo que le dijo a la cadena estadounidense CBS, le preocupan las barreras que China pueda poner al comercio de los productos de Apple.
Ese país fue uno de los puntos particularmente débiles en el desempeño comercial de la compañía: allí las ventas cayeron un 26%.
“En China, por ejemplo, le van a hacer muy difícil a Apple vender. Podrían, teóricamente, ¿sabes?… Básicamente, en cierta forma son, cómo decirlo, quizás benevolentes, pero en una dictadura benevolente. Aunque no sé si ‘benevolente’ es la palabra correcta”, señaló en la entrevista televisada.
Este mes Pekín cerró los servicios de películas y libros de la tienda de Apple en China, tras la introducción de una ley que exige que todo el contenido que circula en China sea almacenado en servidores dentro de su territorio.
Estos argumentos pesaron más que su apreciación por la compañía, de la que comenzó a comprar acciones en 2013, y de la que era fan declarado.
“En Apple hoy, en contraste a (lo que pasaba) hace seis meses o un año, no hay necesidad de activismo, porque creo que tiene una muy buena gerencia“, señaló.
El inversor activista
¿A qué se refiere con “no hay necesidad de activismo”? ¿Y por qué lo llaman “inversor-activista”?
La respuesta tiene que ver con la manera como se involucra con aquello en lo que invierte, más que con sus ideas respecto a la situación de los derechos humanos en China, por ejemplo.
Este empresario neoyorquino de 80 años, que se inició en los negocios como corredor de bolsa en Wall Street en los años 60 -después de obtener un título universitario en filosofía-, desarrolló una reputación como despiadado “tiburón” financiero tras la compra hostil de varias compañías de alto perfil.
Hoy es el accionista mayoritario de Icahn Enterprises, un holding empresarial con una variedad de intereses, desde la minería hasta los bienes raíces, pasando por la tecnología.
US$18.000
millones es su fortuna estimada, según Forbes (2015)
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1978 Fue el año en que comenzó a tomar puestos de control en compañías
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2do Es el puesto que ocupa en la lista de Forbes de los 40 dueños de fondos de inversión más ricos del mundo
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US$2.000 millones es la suma que habría obtenido por la venta de sus acciones en Apple
Y parte su estrategia para acumular una fortuna estimada en unos US$18.000 millones ha sido tener una actitud beligerante en las empresas en las que ha participado.
En compañías como Apple, Hertz o el conglomerado de entretenimiento Time Warner ha usado su derecho a voto en la junta de accionistas para presionar para que hubiera cambios.
Por ejemplo, en octubre del año pasado exhortó a la multinacional de seguros AIG a dividirse.
“Usted no ha mostrado ningún signo de urgencia y ha escogido una estrategia de ‘ver y esperar’ por años, vacía de un liderazgo decisivo”, le dijo en una carta abierta al jefe de la compañía.
“Es más que obvio que el simple acto de dividir la compañía incrementaría grandemente el valor para los accionistas”.
Por si estos ejemplos no lo dejan claro, el activismo de Icanh no entra en la misma categoría que caracteriza a las organizaciones sin fines de lucro.
De hecho, como argumenta un artículo de la revista Time de 2014, la etiqueta de “inversor-activista” de hoy es otro nombre para los “tiburones” de los 80.
¿Así que estos activistas son de los “buenos” o de los “malos”?
La revista responde citando al bloguero James Kwak:
“En finanzas, rara vez se producen batallas entre buenos y malos. En cambio, tienes batallas de -digamos- avariciosos y corruptos versus avariciosos e implacables”.
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