Había llegado serena y de buen humor, la candidata a diputada Elisa “Lilita” Carrió al estudio de Los Leuco en TN, el martes a la noche. Propensa a que le pregunten de todo sobre el caso de la desaparición de Santiago Maldonado y lo que, hasta ahí sin confirmación, podía ser la aparición del cuerpo del joven artesano desaparecido. Incluso en el aire se mostró muy interesada en las explicaciones del periodista especialista en criminología, Ignacio González Prieto. Se convirtió en su entrevistadora por largos minutos.
Su participación contrastaba con la mesura de Horacio Rodríguez Larreta. Una “Lilita” auténtica que, fiel a su estilo, consiguió hacer varios picos por encima de los seis puntos, superando desde el canal de cable a muchas de las señales de aire.
Pero no todo iba a ser armonía: una vez terminada la entrevista, Carrió y los suyos salieron al pasillo de TN y, cuando esperaban el ascensor, “Lilita” enfureció.
Uno de sus colaboradores le dijo que en la red social Twitter, mucha gente estaba hablando de su furcio, cuando Diego Leuco explicaba que la baja temperatura del agua del Río Chubut, favorecía la conservación del cuerpo. Y la candidata acotaba: “Como Walt Disney”.
En el pasillo de TN, Carrió empezó a tomar temperatura. “Yo no le hablo a los periodistas que escriben por Twitter. Le hablo a la gente”, le levantó la voz. Y el volumen fue en aumento: “Vos no me vas a decir lo que yo tengo o no tengo que decir. Hay un pibe muerto. Y yo hablo con el corazón”, argumentaba.
Sus colaboradores intentaban que se serenara, le palmeaban la espalda y le pedían calma. No los escuchaba: “Mirá si no voy a decir nada. A mi me dijeron de todo: me dijeron loca, inútil. Hasta me dijeron puta”, gritaba, incontenible, Carrió.
La furia de “Lilita” tuvo un puñado de espectadores de lujo, a los que ella nunca llegó a divisar. A pocos metros había algunos asesores de campaña de Sergio Massa, que la candidata de Cambiemos no conoce. Pero más cerca aún, detrás del ascensor que Carrió esperaba, como testigo involuntario, estaba el mismísimo candidato del Frente Renovador.
Desde la oscuridad de un pasillo y sin que Carrió pudiese verlo, Massa escuchó entretenido los tres minutos de ira de Carrió. Sólo cuando “Lilita” tomó el ascensor, salió de su lugar. “¿Qué le pasa?”, le preguntó sorprendido a los suyos mientras ingresaba al estudio de Los Leuco.
“Fue sólo una discusión doméstica”, explicaron desde su entorno. Una forma de descargar tensión luego de más de una hora de aire hablando de uno de los temas más sensibles para el Gobierno al que, en honor a la verdad, Carrió fue una de las pocas que le puso el pecho de arranque, mientras la mayoría hacía silencio.
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