Casi 13 años después de protagonizar la mayor cesación de pagos de la historia económica reciente, Argentina se enfrenta a otro tipo de default, desconocido hasta ahora y de consecuencias dificilmente predecibles.
La situación no es comparable a la del default de 2001. Esta vez, la cesación de pagos se produce tras un largo litigio legal y por orden de un juez, no por una crisis económica que lo desencadenara, como en aquella ocasión.
De hecho, el ejecutivo argentino argumenta que, puesto que ya estuvo fuera de los mercados internacionales de crédito durante más de una década, caer en default no supondrá una hecatombe económica para el país.
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Pero lo cierto es que los analistas coinciden en que, si bien es difícil de pronosticar cuáles serán las consecuencias que sufrirá el país a corto y mediano plazo -precisamente porque se trata de un caso inédito de default-, Argentina tendrá que adaptarse a esta nueva realidad.
Pero ¿cómo? “Hay vida después del default… pero es una vida dura”, le dice a BBC Mundo Guillermo Nielsen, exsecretario de Finanzas de Argentina y jefe negociador de la reestructuracion de la deuda en 2005.
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“Hacen falta consensos políticos y mirar hacia adelante”, explica.
Estas son algunas opciones para Argentina:
1. Seguir negociando
Pese al fracaso de las conversaciones entre el ministro de Economía Axel Kicillof con los holdouts, Argentina todavía tiene opciones para salir rápido del default.
Si bien este miércoles el ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, admitió que las conversaciones entre el ejecutivo y los holdouts o fondos buitres habían fracasado, Argentina todavía tiene algunas opciones para salir rápido del default.
“Si Argentina logra navegar por el default hasta enero de 2015, ambas partes podrían llegar a un pacto que destrabara los problemas del gobierno para que el dinero llegue a los acreedores.“
Una de ellas es lograr un acuerdo entre partes privadas que no comprometa los acuerdos que Argentina ya había hecho con otros tenedores de deuda -aquellos que sí se sumaron a las reestructuraciones de 2005 y 2010.
Por ejemplo, un grupo de bancos privados argentinos llegó a ofrecer US$250 millones a los fondos buitres como señal de buena voluntad del pago por parte de Argentina.
Medios locales llegaron a especular con la existencia de negociaciones para que los bancos pagaran el total del monto reclamado por los holdouts, que ronda los US$1.5000 millones, algo que no se pudo confirmar.
Incluso si no existen acuerdos entre privados, Argentina podría volver a negociar con los llamados “fondos buitre” a finales de año, cuando caduca la llamada clausula Rufo, una provisión de los contratos con los tenedores de deuda reestructurada que impiden ofrecer mejores precios a otros bonistas en futuras negociaciones.
Para el país puede ser menos costoso vivir bajo un default que tener que indemnizar a todos sus bonistas por violar la cláusula Rufo.
Si Argentina logra navegar por el default hasta enero de 2015, ambas partes podrían llegar a un pacto que destrabara los problemas del gobierno para que el dinero llegue a los acreedores.
2. Buscar financiamiento en otras partes
Pudimos pagar la deuda sin necesidad de que nadie nos volviera a prestar nada, sin acceso al mercado de capitales, dijo recientemente Cristina Fernández.
Bajo un default, el acceso del gobierno y de las compañías al crédito se limita y es necesario buscar el financiamiento en otros lados.
Es cierto que Argentina de hecho ya estaba fuera de los mercados internacionales.
“Pudimos pagar la deuda sin necesidad de que nadie nos volviera a prestar nada, sin acceso al mercado de capitales”, dijo recientemente Cristina Fernández de Kirchner.
“No ocurrirá nada comparable con la crisis de fin de siglo porque la situación es muy distinta. Podría abrirse entonces un nuevo canje, ya bajo legislación argentina, que contemple a todos los involucrados y siente las bases para un mercado local de capitales, como ya ocurrió en México, Colombia y Perú.“
Horacio Verbitsky – Periodista del diario Página 12
“Quieren asustarnos a los argentinos diciendo que si no hacemos lo que quieren los fondos buitres, no van a ingresar capitales ni vamos a tener acceso al financiamiento. Y digo yo, desde el año 2003 a la fecha, ¿cuándo tuvimos acceso al financiamiento internacional?”, cuestionó la presidenta.
Sin embargo, como recuerda Guillermo Nielsen, “en el pasado, el precio internacional de las materias primas ayudó a Argentina” a pagar aquellas deudas incluso sin crédito externo.
Los valores récord de los “commodities” hicieron que no sólo Argentina se recuperara con rápidez de su crisis, sino que además el país viviera un boom agrícola que le ha permitido sortear vaivenes económicos en años recientes.
A falta de créditos había soja. Pero hoy los precios de las materias primas en todo el mundo están en caída y la economía argentina se encuentra en recesión.
¿Qué alternativas tiene entonces?
Como ejemplo podría servir el reciente acuerdo entre el Banco Central y el gobierno de China para que el país asiático refuerce las reservas argentinas con hasta US$11.000 millones. O los acuerdos estratégicos de inversión entre Argentina y Rusia.
Hay que tener en cuenta que las reservas de la nación sudamericana han caído en un 30% sólo en el último año, hasta situarse por debajo de los US$30.000, su nivel más bajo desde 2006.
Argentina no sólo necesita esas reservas para pagar sus deudas, también para financiar importaciones clave, como la energía.
“La financiación para inversiones privadas será un poco más difícil y onerosa para algunos, pero no para todos. El principal efecto será un incremento en el costo de los seguros para el comercio exterior”, escribió en el diario Página 12 el periodista Horacio Verbitsky.
“No ocurrirá nada comparable con la crisis de fin de siglo porque la situación es muy distinta. Podría abrirse entonces un nuevo canje, ya bajo legislación argentina, que contemple a todos los involucrados y siente las bases para un mercado local de capitales, como ya ocurrió en México, Colombia y Perú”, reza su artículo sobre las posibles consecuencias del default.
3. Frenar la incertidumbre
Analistas dicen que los efectos del default se sentirán en el segundo semestre del año.
Según el analista Luis Palma Cané, uno de los efectos que el default tendría a corto plazo sobre la economía argentina sería elevar el nivel de incertidumbre.
“Esto constituye el principal enemigo de la economía real y los mercados vía mayor deterioro del grado de confianza de los consumidores, inversores y empresarios”, argumenta el economista en el diario La Nación.
Coincide Guillermo Nielsen en que “la gente será muy prudente a la hora de consumir o decidir gastar porque tiene recuerdos del último default, el de 2001”.
“En los próximos meses quizás veamos menos dinero en las calles. La economía ya está en recesión y desafortunadamente eso se vería en el segundo semestre”, advierte.
En las últimas semanas y ante la aproximación del fin del plazo para sortear el default, el gobierno argentino ha intentado tranquilizar sobre sus efectos en el bolsillo de los trabajadores y los empresarios, con el fin de evitar una fuga de capitales o la paralización del consumo.
Uno de los principales focos de preocupación es el del empleo. En tiempos de incertidumbre económica, los empresarios podrían pensarlo dos veces antes de contratar a nuevos trabajadores o incluso plantearse reducir plantillas.
4. Incentivar el consumo interno
“Compren una moto si es que puede, compren una plancha o un lavarropa si es que lo necesitan, porque estarán fortaleciendo el trabajo de los argentinos. “
Cristina Fernández – Presidenta de Argentina
La presidenta hizo un llamado a aumentar la productividad de los trabajadores, uno de los puntos débiles de la economía argentina, para mejorar la competitividad de las empresas y poder garantizar los empleos.
“Necesitamos fortalecer más que nunca el mercado interno”, fue el mensaje de Cristina Fernández durante la inauguración de una fábrica de motos en Buenos Aires.
“Compren una moto si es que pueden, compren una plancha o un lavarropa si es que lo necesitan, porque estarán fortaleciendo el trabajo de los argentinos”, exclamó.
El gobierno argentino ha confiado en los últimos años en la demanda interna para poder mantener con vida su economía.
Es por eso que no se descarta que, con la llegada del default, el gobierno pueda potenciar programas ya existentes como Procrear (créditos para viviendas), Procreauto (para compra de automóviles) y Progresar (para jóvenes que quieren estudiar).
Sin embargo, algunos analistas advierten de las consecuencias que tendría el colocar más dinero en las calles de un país que ya de por sí sufre un severo problema de inflación.
5. Evitar nuevos litigios de bonistas
Analistas dicen cerca de US$30.000 millones de la deuda externa argentina (es decir, más de un tercio del total) podría ser “acelerada” si los bonistas así lo quisieran.
Aunque parezca irónico, el peor escenario de este default podría no llegar de los “fondos buitres”, sino de los tenedores de deuda que ya se habían sumado a las reestructuraciones.
Es posible que los demás acreedores deseen “acelerar” el cobro completo de sus bonos, en vez de esperar a que venzan en varios años.
Esto sería posible por las reglas de los dos canjes de deuda que Argentina realizó en 2005 y 2010, y que le permitió acordar con el 92,4% de sus bonistas.
En caso de una cesación de pagos, los tenedores de cualquiera de los bonos emitidos por Argentina bajo ley extranjera tienen derecho a pedir un inmediato adelantamiento de los pagos de sus papeles. Para ello, solo se requiere que el 25% de los bonistas esté de acuerdo con esa exigencia.
Según la consultora Elypsis, cerca de US$30.000 millones de la deuda externa argentina (es decir, más de un tercio del total) podría ser “acelerada” si los bonistas así lo quisieran.
Algunos analistas económicos en Argentina creen que en particular los tenedores de los bonos Par podrían pedir este adelantamiento, ya que estos papeles vienen exhibiendo una demanda sostenida, a diferencia de los otros bonos que han sufrido caídas en los últimos meses.
Este escenario sería el mayor golpe a las finanzas del país -con exigencias de pago que igualarían el total de sus reservas-, que podría ver cómo un litigio por US$1.500 millones de dólares acaba en una lucha por evitar a toda costa el pago de una deuda mucho más abultada.
Con información de Ignacio de los Reyes y Veronica Smink.