Cerrar una presentación de PowerPoint en el trabajo con una palabrota no parece una buena idea.
Sin embargo, eso fue lo que hizo Gary Berman… aunque sin saberlo.
Unos hackers accedieron a la red de internet de su casa a través de una impresora y sabotearon algunos de sus archivos.
Por eso, cuando llegó el final de la presentación, en lugar de “gracias” se leía una despedida bastante grosera.
Por supuesto, Gary, un gerente de marketing que trabaja en una consultoría en Miami, EE.UU.,no ganó el contrato de US$400.000 por el que peleaba.
“¿Quién se va a creer que tu impresora fue usada como punto de acceso a tus redes?”, le cuenta a la BBC.
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El problema comenzó el año pasado, cuando se percató de que ocurrían cosas extrañas: desaparecieron archivos de su computadora, su foto de Facebook cambió y los mensajes de texto que le enviaba su hija nunca le llegaban o tenían un contenido diferente.
“Nadie me creyó”, dice Gary. “Mi mujer y mi hermano pensaron que me había vuelto loco. Me pidieron una cita con el psiquiatra”.
Pero el empresario reunió una serie de pruebas y llamó a una compañía de ciberseguridad.
Lo que averiguaron fue que sus direcciones de correo electrónico se habían visto afectadas, sus llamadas habían sido hackeadas y se había creado toda una red paralela de internet.
“Todas mis comunicaciones pasaban a través de un hombre en un servidor no autorizado”, explica Gary.
Nadie me creyó. Mi mujer y mi hermano pensaron que me había vuelto loco
La firma de seguridad cambió y fortaleció todas las contraseñas de los aparatos conectados en su red doméstica e instaló la versión más reciente del cortafuegos.
Y Gary decidió compartir su historia para que pudiera usarse para ayudar a víctimas de este tipo de delitos (de hecho, ha escrito un libro sobre ello).
Además, se hizo voluntario de Instituto para la Responsabilidad Online y la Comunicación entre Celulares (IROC2), una organización estadounidense sin ánimo de lucro cuyo fin es educar a los niños sobre seguridad en internet.
“Sé que no estoy solo”, asegura Gary.
Riesgo creciente
Efectivamente, el riesgo de ciberataque se ha incrementado a medida que ha crecido el número de dispositivos conectados en el hogar, desde termostatos hasta bombillas y cámaras de seguridad.
Aunque controlar la calefacción e iluminación de tu casa a través de un smartphone es práctico, si no conoces los riesgos de seguridad que conlleva puedes acabar pagando un precio muy alto.
“Los consumidores piensan que si compran un producto o servicio de una marca de alto nivel, está fabricado de manera que sea relativamente seguro”, le dice a la BBC Michael Philpott, del equipo de investigación de la consultoría Ovum.
“Pero, al mismo tiempo, probablemente no comprenden del todo las consecuencias y riesgos potenciales de introducir aparatos más económicos en sus hogares”.
Los peligros de la internet de las cosas
El último informe sobre amenazas en internet de la compañía de seguridad informática Symantec dice que el 40% de la gente no es “suficientemente consciente” de los peligros y que el 79% no leyó ninguna noticia sobre el tema.
Pero la falta de seguridad tiene serias consecuencias, tal y como descubrió Gary Berman, quien dice en su libro que se vio afectado “física, emocional, financiera y psicológicamente” y que experimentó “miedo, ansiedad e incertidumbre”, entre otras cosas.
El Centro Nacional de Ciberseguridad de Reino Unido demostró que hasta una muñeca puede ser hackeada y usada de manera remota para controlar cerraduras electrónicas de la casa.
Además, las cámaras de seguridad poco protegidas también pueden resultar afectadas en ataques informáticos.
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Brian Geisel, director ejecutivo de la firma de internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) Geisel Software, dice que, en lo que respecta a los aparatos domésticos conectados, estamos en una situación parecida a cuando aparecieron las primeras computadoras portátiles.
En ese momento, “los detectores de virus apenas estaban empezando a emerger y los cortafuegos en redes domésticas todavía no eran muy conocidos”.
Los individuos con malas intenciones actúan más rápido que las empresas y los consumidores
“La internet de las cosas está en la misma situación; los individuos con malas intenciones actúan más rápido que las empresas y los consumidores”, explica.
Pero ¿cómo estar más protegidos?
Contraseñas y encriptación
El consejo por excelencia es cambiar los nombres de usuario y contraseñas de todos nuestros dispositivos conectados y asegurarnos de que el sistema está actualizado con la última versión.
Geisel también aconseja usar siempre un cortafuegos.
Pero para muchos usuarios es más fácil decirlo que hacerlo.
Solamente recordar las contraseñas puede ser una tarea difícil, por eso es útil tener un gestor de contraseñas comoLastPass, DashlaneoSticky Password.
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Sin embargo, Craig Spiezle, director de la Alianza para la Confianza Online (OTA, por sus siglas en inglés), dice que “esperar que los usuarios se conviertan en expertos en seguridad en su casa no es razonable”.
Otra opción es usar aplicaciones y establecer controles para bloquear el acceso a ciertos aparatos o páginas web, pero eso puede resultar costoso.
También puedes cifrar archivos importantes y guardarlos en un disco duro independiente o en una carpeta con contraseña.
De lo que no hay duda, pese a todo, es que aunque tal vez nuestras casas se esté volviendo más “inteligentes”, pero no por ello son más seguras.
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