La semana pasada, Argentina y el Reino Unido anunciaron la intención de profundizar sus relaciones políticas y comerciales. Se adelantó que existiría voluntad de reanudar los vuelos desde Argentina hacia las islas Malvinas y de avanzar en asuntos relacionados con la prospección petrolera. Estos cambios, de materializarse, tendrán impacto importante en la economía argentina y en el futuro de la región.
La noticia por supuesto nos alegra mucho, pero nos lleva a reflexionar nuevamente sobre los graves errores que nuestro país comete en su política internacional. Durante muchos años, Uruguay se privó de los ingresos derivados de la atención de la flota pesquera con bandera de las Malvinas. Se habló, en aquel momento, de que se estarían perdiendo entre 200 y 300 millones de dólares anuales por no atender a la flota gallega que operaba con la bandera de las islas. En la misma línea, nuestro país se niega a aprovisionar de combustible a buques y aeronaves militares inglesas con aquel destino. Este disparatado manejo de las relaciones internacionales termina a la larga perjudicando los intereses de los uruguayos. Argentina y el Reino Unido profundizan sus relaciones económicas mientras que la obsecuencia uruguaya le quita oportunidades de trabajar a los uruguayos.
Para peor, mientras eso pasaba, Argentina ignoraba reclamos históricos. Reclamos respecto a temas importantes para los uruguayos. Estamos hablamos de cosas como el dragado del canal Martín García, y los de obstáculos para la utilización de la Hidrovía. Y, del mismo modo, nos vimos perjudicados por la aprobación de normas para desestimular las operaciones de tránsito en Montevideo, con la consecuente afectación de la actividad marítima y portuaria. Sin olvidar, por supuesto, el asunto del cierre de los puentes y de las trabas a la importación que terminaron con miles de puestos de trabajo.
El problema de fondo radica en la concepción que tienen los grupos mayoritarios del Frente Amplio de las relaciones internaciones. Confunden sus simpatías políticas a líderes y regimenes con los objetivos y necesidades permanentes de los países. En el caso argentino, es una constante, desde los tiempos de la Colonia, que los intereses montevideanos y porteños estén enfrentados; más allá de simpatías y amistades de los gobiernos del momento; y, nada hace prever que esa constante desparezca.
Esa visión de guiar las relaciones internacionales desde la perspectiva de las ideologías llevó a que ya en los primeros meses de la administración Vázquez quedara por el camino la posible integración al TISA. Así cómo Gargano vetó todo intento de negociación de un TLC con Estados Unidos, otra vez también el Frente Amplio y el Pit-Cnt privan al país de la eventualidad de participar en la mesa de negociación del TISA. Otra vez se pierden oportunidades interesantes como fruto de las concepciones de grupos que viven anclados en el pasado. Algunos todavía sueñan con el nuevo orden americano promovido por Venezuela y su otrora generosa billetera; y con proyectos de integración transformados en proyectos políticos que desconocen que el comercio de bienes y servicios es la causa principal del desarrollo de los estados.
Uruguay tiene intereses que van más allá de los gobiernos y de las ideologías.
Comments