ESTERO, Florida. La actualidad ha vuelto a aliarse con
Donald Trump quien a falta de solo de 50 días de campaña ha regresado a sus temas favoritos: el terrorismo, la inmigración y el discurso hipernacionalista.
El republicano aprovechó
los tres últimos días de sobresaltos violentos para atacar a su rival demócrata
Hillary Clinton durante un discurso en una zona del suroeste de Florida donde abundan los jubilados indignados con la dirección del país.
“La seguridad frente a la inmigración es un asunto de seguridad nacional”, clamó Trump mientras leía en un teleprompter.
Trump vinculó los ataques terroristas en Estados Unidos a un sistema de inmigración abierto a pesar de que muchos de los atentados a los que él se refiere son cometidos por terroristas nacidos en Estados Unidos.
“Esto no es solo un asunto de terrorismo, esto es también una cuestión de calidad de vida. Queremos asegurarnos de que solo admitimos gente que aman nuestro país”, añadió recordando su
plan de “control ideológico extremo de extranjeros”.
Su discurso en un estadio de hockey sobre hielo de Estero lleno a rebosar fue una continuación del intercambio de ataques con Clinton, sobre quién manejaría mejor la respuesta contra el terrorismo. Mientras que Clinton acusó a Trump de avivar con su retórica a los terroristas, él la tachó de “débil e ineficaz”.
Agotada la conversación de la semana pasada sobre la salud de Clinton, ahora Trump tiene un claro
incentivo para mantener el terrorismo en boca de todos en la semana previa al primer debate, el próximo lunes.
A Trump le conviene el tema. Numerosas encuestas han indicado que
los votantes confían en él a la hora de enfrentarse al grupo conocido como ISIS (Estado Islámico), a pesar de que abundan las dudas sobre su temperamento o sobre si sería sensato entregarle el control del arsenal nuclear.
Un sondeo de UPI/CVoter previo al 15 aniversario del 9/11 mostró que Trump es el candidato preferido para confrontar el terrorismo por un 49% de votantes, mientras que Clinton es la elegida por un 27%.
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En el discurso de Estero, Trump lamentó
que Ahmad Khan Rahami, arrestado en relación con las bombas en Nueva York y Nueva Jersey, vaya a recibir asistencia de buenos médicos y abogados, a pesar de ser derechos protegidos por la Constitución. Luego añadió que hace falta un “castigo justo y muy duro para esta gente”.
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Hockey sobre hielo en Florida
Trump se subió al escenario sobre el piso de un estadio de hockey sobre hielo (sí en Florida también se juega a este deporte) pero el calor era más propio de un combate de boxeo. El republicano fue recibido con una ovación de un minuto por unos 10,000 espectadores en el Germain Arena que llenaron las gradas y el piso.
Poco importó que Trump hubiera concovado su evento a las tres de la tarde de un día entre semana (Llegó con una hora de retraso que fue amenizada por Newt Gingrich y otros teloneros menores). El republicano habló en una de las comunidades con más jubilados de Florida por lo que tenía asegurada la asistencia de muchos de sus simpatizantes con tiempo libre.
Había tantos ancianos en sillas de ruedas que la campaña de Trump les permitió entrar por la puerta de atrás, el acceso para periodistas, creando un gran embotellamiento mientras las nubes amenazaban con descargar un torrente.
Pero allá donde va Trump muchos hacen lo posible para no perderselo. En Estero, había estudiantes y trabajadores que pidieron el día libre para ver en persona al candidato este lunes a las 3PM, ET. Ralph, universitario recién graduado, decía que apoya a Trump porque ha estudiado ciencias políticas y cree en lo que dice: “Estoy cansado de los políticos”.
En Estero los mayores se unieron a los jóvenes a la hora de hacer la ola y gritar con fuerza “USA, USA”. Estero y la vecina Fort Myers, en el suroeste de Florida, son una de las zonas preferidas por los jubilados blancos del norte que buscan el calor de este estado.
Su continua llegada (6.4% más entre 2009 y 2014) ha permitido a Donald Trump seguir aspirando a la victoria en el estado más importante de la campaña donde el peso del voto hispano por los demócratas es cada vez mayor.
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Una
encuesta de New York Times Upshot/Siena College de este lunes le da a
Hillary Clinton una ventaja de 41%-40% en Florida. El sondeo pone de relieve lo dependiente que es el republicano de estos votantes blancos, entre los que gana por 51%-30%. Entre los hispanos, Clinton se impone por un apabullante margen de 40 puntos (61%-21%).
Con 3.4 millones de personas de más de 65 años, Florida tiene más personas de la tercera edad que cualquier otro estado. Alrededor del
25% de la población votante de 65 años y más.
Las encuestas indican que los mayores de 65 años son el grupo que más cree que el país va en una dirección equivocada. El mensaje de Trump conecta con votantes como Jim Printz, policía retirado: “Tenemos que limitar la inmigración desde los países del área de ISIS, gente que practica la ley sharia no deben entrar al país”.
Bastión republicano
A diferencia de sus precedesores, Trump no ha dado por descontado a los votantes de este bastión republicano.
El diario
Naples Daily News informa que
ni el candidato presidencial republicano John Mac Cain en 2008 ni su sucesor Mitt Romney en 2012 vinieron al suroeste del estado, confiados en que no haría falta estimular a estos votantes.
Pero descuidar a la base más fiel puede ser un error, advierte Susan MacManus, una de las politólogas que mejor conoce la complejidad electoral de este estado. “Con su visita Trump busca llenar de energía a su gente, tratar de que se registren nuevos votantes, mantener a los voluntarios activos…”, agrega MacManus.
“Hay gente de Clinton que se queja de que ella está descuidando las zonas más azules”, agrega MacManus, ‘pero si no vas a los sitios donde más apoyo tienes corres el riesgo de que piensen que los estás dando por descontados”.
Otro interés de Trump en venir en esta área es el alto número de donantes con alto poder adquisitivo.
En el estadio de Estero, una pareja de retirados originarios de Pennsylvania decían que habían donado al candidato y ahora venían por primera vez a escucharlo en persona. “Estoy cansada de las mentiras. Él dice la verdad y yo le creo, va a hacer a Estados Unidos grandioso y quiero ayudar”, afirmaba Kim Wagner.
Su marido Rick, que fue sindicalista en Pennsylvania, aseguraba que para él lo más importante era su proteccionismo económico: “He visto cómo se han ido del país muchos trabajos y me gusta la idea de que él vaya a traerlos de vuelta”.
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