La elección primaria de Mendoza arrojó dos mensajes clave para todo el país. El primero es que si la oposición pudo celebrar en “la tierra del sol y del buen vino” se debió sobre todo a que se aglutinó detrás de un solo candidato, el radical Alfredo Cornejo. El segundo está dirigido al sector que conduce la presidenta Cristina Kirchner: su candidato, el diputado Guillermo Carmona, fue doblegado en las urnas por el senador Adolfo Bermejo, el postulante de los sectores más importantes del PJ local, que están subidos a la “ola naranja” de Daniel Scioli.
La inquilina de la Casa Rosada tuvo ayer malas noticias provenientes de Mendoza. Una es la victoria de un polo opositor comandado por un radicalismo mendocino, donde Julio Cobos sigue teniendo peso, que siempre ha dado pelea electoral. Otra es la derrota del “cristinismo puro” en la primaria del Frente para la Victoria a manos del peronismo ortodoxo.
Este último dato quizás sea el más doloroso para la Presidenta ya que hace dos meses ella cortó relación con el gobernador Francisco “Paco” Pérez porque este no aceptó su “sugerencia” de incluir a Carmona y a La Cámpora en la lista que terminó encabezando Bermejo. En cambio, los obligó a ir a la interna en inferioridad de condiciones. La bajada de ministros nacionales como Axel Kicillof, Alicia Kirchner y Florencio Randazzo no bastó para que Carmona pudiera celebrar. Quienes desde hace meses alientan la posibilidad de que la jefa del Estado opte por bendecir a un “candidato K puro” –como podría ser Randazzo– para enfrentar a Scioli ayer sufrieron un duro revés.
Cornejo y los radicales de Mendoza siempre supieron que sólo uniendo a toda la oposición tenían chances de volver a controlar la provincia, algo que ayer empezaron a acariciar. Primero se sumó a los socios de las últimas elecciones: el socialismo, Libres del Sur y la Coalición Cívica. Luego al PRO y al tradicional Partido Demócrata. Finalmente adhirió el massismo.
Las Paso mendocinas demostraron que si las fuerzas opositoras volvían a atomizarse, ayer el peronismo hubiese cantado victoria. Desde hoy, este modelo de una alianza opositora “amplísima” seguramente será militado por quienes pretenden la unidad de Mauricio Macri y Sergio Massa como vía para desalojar al kirchnerismo del poder.
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