Como si tratara de espantar los malos augurios generados por la crisis económica que atraviesa, China es el escenario de un gigantesco desfile militar para reafirmar su posición en el mundo.
Sin embargo, el motivo oficial es que este jueves se cumplen 70 años de la victoria china sobre Japón, en uno de los teatros bélicos más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial.
Pese a que el presidente Xi Jinping anunció un recorte de las fuerzas militares de hasta 300.000 efectivos, la ocasión está sirviendo para recordar a Occidente el papel que juega China como potencia militar.
El reconocido analista Alexander Neill, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS por sus siglas en inglés), explica a la BBC el trasfondo de esta expresión de capacidad armamentista.
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La vitrina del poder
Más de 10.000 soldados del Ejército Popular de Liberación y 1.000 efectivos de 17 países desfilan frente al retrato de Mao Zedong, los integrantes del comité político de China y demás mandatarios internacionales congregados en la Plaza Tiananmen.
Entre los jefes de Estado presentes se encuentra mandatario ruso Vladimir Putin.
De fondo está el rugido de 200 aviones en diversas formaciones de combate.
La escena conmemora el sacrificio de más de 14 millones de víctimas chinas a manos del imperialismo militarista de Japón.
Además, el presidente de China, Xi Jinping, está condecorando a los veteranos sobrevivientes de lo que en ese país se llama “la guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa”.
La contribución de China
El desfile de este jueves es una oportunidad de demostrarle al mundo la enorme contribución de las fuerzas armadas chinas en la derrota final de Japón en 1945.
Cuando la guerra irrumpió en 1939, ya China había experimentado en carne propia las acciones bélicas de Japón durante ocho años, incluyendo la invasión de su territorio consumada dos años antes.
De acuerdo con los medios oficiales chinos, de los casi dos millones de soldados japoneses muertos por las tropas de las fuerzas Aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, el 70% cayó en suelo chino.
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Es por ello que como parte del simbolismo del acto, dentro de las tropas que desfilan se cuentan dos unidades que tienen historia propia en ese período: las Fuerzas Antijaponesas del Noreste Unido y las Guerrillas del Sur de China.
También intervienen dos contingentes de veteranos que comprenden combatientes comunistas y del Kuomintang (el Partido Nacional Chino o KMT), muchos de los cuales se encuentran en sus noventas y marcharán junto a descendientes de los “héroes de guerra” de aquel momento.
Dirigiendo desde el frente
El ejército chino también le ha puesto particular atención al papel de las mujeres en las fuerzas armadas.
Y en el evento del jueves desfilan 51 mujeres integrantes de la guardia de honor china, cuerpo que hasta este año solo reclutaba hombres.
Tian Ou -la primera mujer con el rango de general en el ejército del pueblo- liderará esta formación.
Adicionalmente, está presente un equipo médico integrado completamente por mujeres, que lleva el nombre del doctor canadiense Norman Bethune (quien sirvió en el Octavo Ejército de China durante la guerra).
Otra novedad será la presencia de más de 50 generales encabezando la marcha, en vez de ubicarse con los mandatarios, que era lo que ocurría tradicionalmente en los desfiles pasados.
Los medios locales han reportado que los oficiales, cuya edad promedio es 53 años, han perdido unos cinco kilos durante la etapa de entrenamiento para este desfile.
“El portador de la muerte”
En típicas paradas militares China ha mostrado sus nuevos sistemas de armas, pero en esta ocasión hay una marcada diferencia por la magnitud de lo que se exhibe.
De acuerdo con fuentes vinculadas al sector militar, en este desfile podrán verse en todo su esplendor más500 piezas de armamento de última generación, de las cuales 84% serán mostradas al público por primera vez.
La fuerza aérea está haciendo volar los bombarderos de largo alcance -recientemente renovados- aviones de combate, naves del sistema de alerta temprana y control, así como helicópteros artillados.
Por su parte, la marina luce sus nuevos aviones de transporte con sistemas antimisilísticos.
Y como era de esperar, las joyas de la corona militar china son exhibidas en todo su poder: el arsenal de misiles nucleares, custodiado por la Segunda Fuerza de Artillería del Ejército.
Se espera que sea mostrado el misil antibalístico DF-21D, apodado “el portador de la muerte”, junto a las últimas variantes de los misiles intercontinentales.
Estos sistemas misilísticos son controvertidos por cuanto pueden ser desplegados contra Estados Unidos y sus aliados en lo que el Pentágono describe como una campaña “Anti-Acceso, Área Denegada” (A2AD).
El comando estadounidense del Pacífico ha mostrado preocupación porque este tipo de tácticas están diseñadas para mantener alejadas a las fuerzas de Estados Unidos si, por ejemplo, estalla un conflicto entre China a Taiwán.
Señales estratégicas
El motivo del desfile también ha generado controversia, aunado a la notoria ausencia de líderes occidentales.
A lo largo de un período de relaciones tirantes entre China y Japón, se ha incrementado la tensión militar en la región del Pacífico en Asia, por lo que algunos líderes se han mostrado reacios a ser asociados con lo que consideran un desfile cargado de nacionalismo y sentimientos antijaponeses.
La asistencia de Putin también puede haber contribuido a ahuyentar a mandatarios occidentales.
A pesar de este ambiente, las autoridades del gobierno chino han resaltado que el desfile no representa ningún tipo de ataque a algún país.
Frente a esto, algunos analistas consideran que el desfile es un símbolo del descontento de China con el establecimiento del orden dominado por Estados Unidos luego de la guerra.
En el fondo China se siente como el “aliado olvidado”, a pesar de haber contribuido a construir ese nuevo orden.
En consecuencia, la jornada de este jueves retoma lo que ha sido parte del “sueño de China” promovido por el presidente Xi Jinping, que no es otra cosa que la creación de un nuevo y más incluyente sistema de seguridad en Asia, como alternativa al sistema de alianzas militares liderado por Estados Unidos luego de la derrota de Japón en 1945.
De esta forma el desfile responde a dos propósitos: hacer una reflexión sobre el pasado y dar una señal para el futuro.
El discurso oficial de China sobre los horrores sufridos en guerras pasadas –con históricas humillaciones a manos de poderes coloniales- se encuentra directamente vinculado a la actual preocupación de ese país por la soberanía y su integridad territorial, que incluye los mares del este y sur de esta nación.
Adicionalmente, dentro de la sociedad china, y a un nivel más visceral, es imposible desvincular el pasado del presente.
En consecuencia, los elementos históricos del desfile y del despliegue del nuevo poderío militar buscan encarnar los objetivos del presidente Xi: lograr un rejuvenecimiento nacional y mandar una potente advertencia a cualquier adversario.
Sin embargo, hay también un poderoso mensaje para las audiencias nacionales, en un tiempo de profunda ansiedad por la economía.
Y este es: hay una clara resolución de Xi, como jefe del ala armada del Partido Comunista, de proteger los intereses fundamentales de China.
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