La campaña presidencial del 2011 de Cristina Kirchner tuvo algún ribete PRO. En el entorno del actual Presidente, que en aquellos años era jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, se burlaban diciendo que Cristina se había “macrizado”. Pero tenía una lógica: el gurú estrella del macrismo, Jaime Durán Barba, se había reunido en privado con Cristina para darle su asesoramiento, como reveló una nota de NOTICIAS de octubre del 2011.
Si bien nunca hubo peligro de que Durán Barba dejara a Macri (a quien considera su amigo y uno de sus mejores clientes), el fantasma de la reunión se agitó en privado. El consultor debió telefonear a sus íntimos desde México, donde se encontraba, para admitir el encuentro pero negar cualquier otra intención.
El ejemplo más palpable de las similitudes entre las campañas del 2011 de Macri y Cristina fueron los spots televisivos. “La interminable y cuidada saga K de ‘La fuerza de…’ es una versión mejorada y más efectista de los cuatro spots que mostró el macrismo en su carrera electoral titulados ‘Historias para creer’. En ambos casos apelaron a historias de gente sencilla que se benefició con las gestiones K o PRO”, explicaba aquella nota de NOTICIAS.
Pero hubo otros ejemplos. Cristina se metió en un pelotero, en medio de una inauguración, una imagen que quedó emparentada a los tradicionales globos del PRO. Macri apeló a su “hechicera” Juliana Awada y promocionó el nacimiento de su hija Antonia, mientras que Cristina se mostró públicamente más afectuosa que de costumbre con su hija Florencia. En el acto del cierre de campaña, el kirchnerismo sentó detrás de la ahora ex presidenta a todos los que habían prestado sus historia para los spots. “Todo muy PRO”, se burlaban desde el otro rincón.
Mejor aún, todo muy Durán Barba. La relación entre el consultor ecuatoriano y la ex presidenta no prosperó, pero su influencia sirvió para torcer algunos aspectos de la campaña de Cristina. Lo que no pudo lograr es que haya armonía entre ella y Macri.
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