Su legalidad es cuestionada por el gobierno venezolano, pero la oposición sacó este domingo a más de siete millones de personas a las calles para condenar la gestión del presidente Nicolás Maduro.
La cifra de 7,2 millones (de un total de 19,5 millones de habilitados para votar) es inferior a los 7,7 millones de votos que se anotó la oposición en las legislativas de 2015, en las que obtuvo el triunfo. Pero este domingo contó con muchas menos mesas que en una elección normal como la de entonces.
En una jornada mayoritariamente pacífica, el Ministerio Público anunció que investiga la muerte de una persona en el sector de Catia, en el norte de Caracas.
Además, otras cuatro mujeres resultaron heridas. Todo ello producto de que “presuntamente un grupo de motorizados armados disparó” contra las personas que estaban concentradas en el lugar, informó el Ministerio Público.
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La consulta no fue organizada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), pero no importó a los venezolanos que participaron en la votación promovida por los opositores de ese país en contra de la propuesta de Asamblea Constituyente impulsada por el gobierno de Nicolás Maduro.
Los votantes debieron contestar tres preguntas formuladas en la consulta:
1. ¿Rechaza y desconoce la realización de una Constituyente propuesta sin la aprobación previa del pueblo de Venezuela?
2. ¿Demanda a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional?
3. ¿Aprueba la renovación de los poderes públicos así como la realización de elecciones libres y la conformación de un gobierno de unión nacional?
“Quién vive así, quién vive así. Ahora vivo de cola en cola”, lamentó en Caracas Alejandro, un hombre entusiasmado con la oportunidad de poder emitir su voto contra el gobierno.
“Espero que en esta oportunidad logremos algo. La gente amaneció con una fe como si mañana fuera a desaparecer este gobierno de una vez“, dijo pensando en qué desea que suceda a partir del lunes.
Los rectores universitarios que actuaron de garantes anunciaron que con el 95% del escrutinio, más de 7,1 millones de personas participaron en la consulta.
“Ojalá los gobernantes tengan la grandeza de entender el grito que dio Venezuela hoy. Lo dijo claramente: no queremos una Constituyente fraudulenta impuesta, no queremos ser Cuba, no queremos un país sin libertad”, dijo ya pasada la medianoche Julio Borges, presidente del parlamento y portavoz de la oposición reunida en la Mesa de la Unidad Democrática.
El doble candidato presidencial Henrique Capriles fue más exigente. “Tras esta contundente manifestación pacífica, constitucional y democrática, lo que debería hacer Maduro es cancelar la Constituyente en las próximas horas“, afirmó el líder opositor.
El proceso también incluyó a los venezolanos que han emigrado de ese país en los últimos años y que son parte de una diáspora creciente. En más de 500 ciudades en el extranjero se pudo celebrar la consulta.
El gobierno y el CNE no dan validez jurídica a la masiva consulta que llega después de más de tres meses de protestas y casi 100 muertos y que evidencia la división que existe en el país.
A eso se suma la severa crisis económica que padece Venezuela desde hace varios años con alta inflación y escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos debido, entre otras cosas, a la caída de importaciones por el bajo precio del petróleo, casi única fuente de riqueza del país.
Más de 100 países
En la consulta se le preguntó a los venezolanos si quieren una Constituyente que reforme la constitución del país, si las fuerzas armadas deben defender la Carta Magna vigente y si aprueba la renovación de los poderes públicos así como la realización de elecciones libres y la conformación de un gobierno de unión nacional.
Pero el plebiscito o consulta no contó con el reconocimiento del gobierno, que lo considera “ilegal y sedicioso”, aunque la oposición asegura que sí será vinculante, sobre todo al ver la amplia participación.
De Riad a Madrid, de Canberra a Medellín, de Jerusalén a Houston. Miles de venezolanos alrededor del mundo participaron este domingo.
Estados Unidos fue el país con el mayor número de los llamados “puntos soberanos” (centros de votación): 143, de los cuales 28 en Florida y 16 en Texas, de acuerdo con la lista oficial distribuida por la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Luego destacaron España, con 79 centros; Italia, con 35; y Colombia y México, con 34 cada uno.
Borges reveló que 690.000 personas votaron en el exterior.
En Venezuela hubo más de 2.000 centros de votación, que juntos suman más de 14.400 mesas, muchas menos que las de una elección normal.
Participación
La oposición venezolana realizó este referendo después de que Maduro llamara el 1 de mayo a la elección de una Asamblea Nacional Constituyente con el objetivo declarado de cambiar la Constitución del país, pero sin dejar que los ciudadanos aprobaran previamente esa convocatoria en un referéndum como se hizo en 1999 durante el gobierno de Hugo Chávez.
El plebiscito opositor se produce también luego de más de 100 días de protestas en contra del gobierno de Maduro, durante los cuales ha habido más de 90 víctimas mortales, centenares de heridos y más de 1.000 detenidos.
El proceso se realizó sin el apoyo del Consejo Nacional Electoral (CNE) y no es reconocido por el Ejecutivo del país que calificó la convocatoria como anticonstitucional.
La oposición lo considera una forma de “rebeldía democrática” y en función de la participación está dispuesta a seguir peleando por unas elecciones libres. Este lunes dará detalles de cómo sigue la lucha que ha definido como “hora cero”.
La consulta de este domingo fue pacífica, estuvo bien organizada y contó con un amplio respaldo de una población que ha ido perdiendo algo de interés en las tradicionales manifestaciones de protesta que se suceden desde principios de abril.
La jornada de hoy fue la de mayor participación política tras el amplio triunfo opositor en las elecciones legislativas de diciembre de 2015.
Desde entonces, se suspendió el proceso de referendo revocatorio contra Maduro y se aplazaron al menos por un año las elecciones regionales, previstas para diciembre del año pasado.
“Con los votos que hoy manifestó el pueblo matemáticamente Maduro está revocado el día de hoy. Ése era el miedo que se le tenía al referendo revocatorio y por eso se impidió y por eso no quiere hacer elecciones más nunca”, acusó Borges al presidente.
El simulacro para el día 30
Este sábado, en un acto en Caracas, Maduro dijo que se trataba de una “consulta interna de los partidos de oposición” y llamó a los ciudadanos a participar en un simulacro de votación, organizado por el CNE, que se realizó también como preparación a la elección de la Constituyente prevista para el 30 de julio.
Este domingo, Maduro, al que no se le vio en público pese a que estaba prevista su participación en el simulacro, destacó en conexión telefónica en la televisión estatal que el acto oficialista había sido un éxito.
“Hago un llamado a la oposición a que analicen e interpreten bien qué ha pasado en las calles hoy“, dijo Maduro, que insistió en minimizar la actividad de la oposición como una “consulta interna“.
En el barrio del 23 de enero, tradición bastión del chavismo, no hubo puntos de consulta de la oposición, pero en el liceo Manuel Palacio Fajardo, que cuenta con una placa en el exterior que recuerda que era allí donde votaba el presidente Hugo Chávez, cientos de personas hicieron fila para participar en el simulacro de la elección de la Asamblea Constituyente del 30 de julio.
“Estamos aquí apoyando el proceso. Necesitamos reforzar nuestra Constitución y este es el momento para cumplir lo que inició el comandante Chavez“, le dijo la venezolana Érica Rodríguez al corresponsal de BBC Mundo en Caracas, Daniel García.
Análisis
Validez política y validez jurídica: análisis del corresponsal de BBC Mundo en Venezuela, Daniel García Marco
La oposición busca enviar un mensaje político al gobierno y al mundo de que la mayoría del pueblo de Venezuela quiere un cambio por la situación de crisis económica que padece el país.
Y lo sabe el líder opositor Henrique Capriles. “La clave de hoy es la participación. Mientras más participación, mejor para lo que queremos los venezolanos”, dijo antes de que se conocieran cifras y a la espera de que aún se pueda evitar la Asamblea Constituyente, que se vota el 30 de julio.
La oposición mostró músculo y organización en una jornada festiva y casi sin incidentes, aunque se reportaron una muerte y tres heridos en Caracas.
Puede ser un éxito político tras más de tres meses de protestas y casi 100 muertos. Un giro al menos en el desarrollo del conflicto.
Pero la rectora del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, ya advirtió que no tendrá validez jurídica.
“Es un ejercicio político, y no se puede confundir y decir que eso pueda tener algún valor jurídico. Hay que hacer solo una valoración política. Pueden preguntar a su militancia lo que ellos quieran”, afirmó. La oposición acusa al CNE de actuar al dictado del Ejecutivo.
Los dos polos en los que se divide el país (no necesariamente a partes iguales) se ven pero no se escuchan.
Este domingo, en el 23 de Enero, bastión tradicional del chavismo, el oficialismo mostró también poder de convocatoria para preparar la elección del 30 de julio.
Se vieron las mismas filas pero en distintos lugares y cada una dispuesta a votar por lo que sus líderes les guían.
La consulta de la oposición de este domingo y la de dentro de dos semanas promovida por el gobierno son una muestra de lo dividido que está en este momento Venezuela, un país con dos realidades política paralelas.
Observadores
Durante el sábado llegaron a Venezuela los exmandatarios Andrés Pastrana (Colombia), Vicente Fox (México), Jorge Quiroga (Bolivia), Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica) para dar apoyo a la consulta y servir de observadores del proceso.
Los expresidentes coinciden con las reclamaciones de la oposición en Venezuela, que está inmerso en una crisis política desde finales de marzo cuando el Tribunal Supremo de Justicia emitió dos polémicas sentencias en las que se atribuía el ejercicio de las funciones de la Asamblea Nacional (controlada desde enero de 2016 por la oposición) y anulaba la inmunidad parlamentaria.
Estas decisiones, que posteriormente fueron rectificadas parcialmente por el alto tribunal, llevaron a la oposición a acusar a Maduro de haber instaurado una dictadura y de haber acabado con la separación de poderes.
El gobernante, por su parte, afirma que la oposición alienta una intervención extranjera en el país con el fin de derrocarle.
Los intentos de mediación y acompañamiento internacional para intentar buscar una solución negociada a la crisis han fracasado de momento.
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