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La National Public Radio (NPR) hizo un gran anuncio: eliminará la capacidad de los usuarios para dar sus comentarios al final de cada nota publicada en su sitio.
“Hemos llegado al punto en el que nos hemos dado cuenta de que hay otras formas mejores para lograr el mismo tipo de discusión entre la comunidad en torno a los asuntos que consideramos en nuestro periodismo”, explicó Scott Montgomery, jefe de redacción de noticias digitales de NPR.
Ésta es una excelente noticia. Y todos los demás medios de comunicación principales deben seguir su ejemplo.
No, no estoy en contra de la Primera Enmienda. Y, no, no soy de piel tan delgada que no puedo aguantar las críticas. Ni soy tan arrogante como para creer que tengo la manera correcta de ver todo en el mundo político.
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Pero odio las secciones de comentarios de los sitios web de los medios o, más bien, he llegado a odiarlos. Cuando empecé este blog en el 2006, pasé un montón de tiempo pensando en la sección de comentarios y el cuidado de la misma. Regularmente iba a las secciones de comentarios para interactuar (o tratar de interactuar) con los lectores. Lo incentivé y también lo delegué para mantener el orden de los comentarios.
Entonces me di por vencido. Debido a que ninguna de las tácticas o estrategias que probamos tenía ningún efecto real sobre la calidad del diálogo. Sin importar de lo que el post original fuera, un puñado de las más fuertes, o más comprometidas, voces en la sala secuestraron el hilo de comentarios para impulsar sus propias agendas. Cualquiera que tratara de regresar la conversación hacia el tema en cuestión —o incluso algo que se aproxime al tema en cuestión— era silenciado y humillado.
Era lo contrario de lo que la comunidad estaba tratando de construir. En lugar de proporcionar un lugar donde los adictos a la política podrían intercambiar pensamientos, ideas y chistes sobre la escena política, la sección de comentarios se convirtió en un pueblo en el que el chico más gritón y más detestable se nombró el alcalde.
De lo que también me he dado cuenta —gracias al incremento del software que permite el análisis cuantitativo en tiempo real de lo que se está leyendo— fue que el número de personas que comentaban era minúsculo en comparación con el público en general para el blog. Fue casi como mi primer año en la universidad. Asumí que todo el mundo salía a emborracharse todas las noches debido a que las personas que lo estaban haciendo eran DEMASIADO RUIDOSAS. Sólo más tarde me di cuenta de que los gritones y la muchedumbre que fiestea todo el tiempo era una minoría y que había un montón de personas a las que tampoco les parecía.
NPR encontró la misma cosa. Estas estadísticas son elocuentes: En julio, NPR.org registró casi 33 millones de usuarios únicos y 491,000 comentarios. Pero esos comentarios vinieron de tan sólo 19,400 comentaristas, de acuerdo con Montgomery. Eso es 0.06% de los usuarios, un número que se ha mantenido constante hasta el 2016, agregó.
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Números como éstos dejan claro que las secciones de comentarios no están impulsando las conversaciones, las están matando. Un grupo muy pequeño de personas están dominando todas las conversaciones, lo que hace más difícil para alguien que, por ejemplo, puede ser un experto en un tema en particular opinar, por temor a ser reprendido por tratar de entrar en el club.
El auge de las plataformas de medios sociales como Twitter y Facebook, —así como los sitios más de nicho de preguntas y respuestas como Quora— han hecho cada vez más obsoletas las secciones de comentarios también. No, no todo el mundo tiene una cuenta de Twitter o una página de Facebook, pero 1) la tendrán en breve y 2) el acceso a la conversación en torno a un tema o historia en particular es mucho más fácil en estas plataformas que tratar de navegar por las torpes secciones de comentarios de la mayoría de los medios.
El mejor de los casos para retener los comentarios está en proporcionar una moderación en tiempo real de ellos para mantener la conversación lo más cerca posible del tema y lo más lejos posible de ser mezquina. Pero incluso eso es poco práctico por dos razones principales.
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En primer lugar, tiene un costo prohibitivo. Ningún medio puede permitirse tener empleados que supervisen cada pieza de contenido —o incluso la mitad, o incluso una décima— que se publica todos los días. En segundo lugar, el seguimiento de los comentarios trae sus propios problemas. ¿Quién es el monitor? ¿Cómo deciden qué comentarios son buenos y cuáles son malos? ¿Ser partidario hace a un comentario malo? ¿Por qué? Y así sucesivamente, hasta el infinito.
Voy a ser el primero en admitir que inclinarse porque las secciones de comentarios mueran parece y se siente, a primera vista, profundamente antidemocrático.
Pero eso es porque probablemente estás pensando en tu visión platónica de una sección de comentarios —en la que alguien que nunca has conocido ofrece un gran artículo, sobre el tema que te perdiste, entablas una amistad, se conectan en el mundo real y se convierten en los mejores de los amigos para siempre . Lo cual no nunca ocurre.
Lo que la sección de comentarios en realidad es, en este entorno de medios partidistas sobrealimentados, es un pozo de barro donde la única regla es que no hay reglas. Y, por definición, al luchar en un pozo de barro, nadie sale limpio. Así que, bien por ti, NPR por tomar una posición en contra de las secciones de comentarios. Espero que todos en los medios sigan tu ejemplo. Ayudaría nuevamente a hacer una gran conversación en línea, o tal vez un poco menos peor.
Chris Cillizza escribe The Fix, un blog para The Washington Post.
abr
Source Article from http://eleconomista.com.mx/internacional/2016/08/27/grandes-noticias-npr-borro-su-seccion-comentarios
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