En Uruguay, productores de leche protestan por pagos atrasados de Venezuela que consideran vitales. En Brasil, la aerolínea Gol suspende vuelos a Caracas por una disputa millonaria. Y en Panamá, un ministro envía cartas a su par venezolano sobre deudas con empresas de su país.
A medida que la crisis económica y la falta de divisas se agravan en Venezuela, los reclamos de compañías latinoamericanas por pagos pendientes o dinero bloqueado en Caracas se han vuelto cada vez más frecuentes.
El monto en juego asciende a cientos de millones de dólares y pasó a ser un asunto de gobierno en países de la región que hasta hace poco tenían un comercio floreciente con Venezuela.
El problema supone un desafío creciente para las relaciones del gobierno de Nicolás Maduro con sus vecinos, mientras que las empresas involucradas ya no sólo se preguntan cuándo cobrarán, sino cómo.
Cuestión de confianza
Las deudas de Venezuela tan sólo con compañías de Brasil es posible que sumen más de US$1.000 millones, dijo a BBC Mundo Fernando Portela, director ejecutivo de la Cámara de comercio e industria venezolano-brasileña (Cavenbra).
Agregó que varias empresas, sobre todo pequeñas y familiares, han resuelto suspender sus exportaciones a Venezuela mientras sigan sin cobrar.
Brasil es un socio comercial clave para Venezuela, pero el intercambio bilateral se derrumbó casi 40% desde 2013, cuando ascendía a US$6.000 millones, hasta el año pasado, que fue de US$3.700 millones.
Durante una visita a Brasilia el 29 de enero, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, solicitó aumentar las ventas e inversiones brasileñas en su país, que enfrenta serios problemas de desabastecimiento.
Sin embargo, el gobierno de Rousseff respondió que es necesario resolver el problema de las deudas con empresas brasileñas para ganar confianza y estimular inversiones, informaron medios locales.
Unos días más tarde, la aerolínea brasileña Gol anunció que suspendía sus operaciones en Caracas “hasta que la cuestión de la remesa de los recursos de la compañía en el país sea resuelta”.
La suma en cuestión equivale a unos US$88 millones que Gol intenta desde hace meses repatriar a Brasil negociando con el gobierno de Maduro, informó el diario Folha de Sao Paulo.
El problema radica en el estricto control cambiario que hay en Venezuela, donde las aerolíneas deben aguardar a que el gobierno les habilite a convertir los ingresos a dólares.
Se trata de un mecanismo que afecta varias empresas: la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) calcula que las aerolíneas tienen US$3.900 millones retenidos en Venezuela.
Para dejar de seguir acumulando más bolívares que no se pueden convertir en dólares, las aerolíneas internacionales hace meses que hicieron virtualmente imposible comprar un billete si no es pagando en la divisa estadounidense.
Cartas y dudas
Otra compañía de aviación que ha señalado dificultades para recuperar fondos desde Venezuela es la panameña Copa.
Estos recursos y las deudas que empresas venezolanas tienen con la Zona Libre de Colón, una zona franca en la costa caribeña junto al Canal de Panamá, también suman cientos de millones de dólares según cálculos citados recientemente por medios de este país.
El ministro panameño de Economía, Dulcidio de la Guardia, envió en la primera semana de febrero una carta al flamante ministro venezolano de Finanzas, Rodolfo Medina, reclamando negociar el pago de ese dinero.
“La carta enviada (…) al ministro que tomó posesión recientemente es similar a la que fue enviada al ministro anterior en 2015”, se limitó a declarar De la Guardia a BBC Mundo.
Sin embargo, su cartera indicó que hasta el fin de semana pasado el planteo seguía sin ser contestado.
BBC Mundo consultó al gobierno venezolano sobre su opinión ante los reclamos de pagos atrasados a empresas latinoamericanas, pero no tuvo una respuesta hasta que este artículo fue publicado.
Estas preocupaciones regionales surgen cuando diversos economistas dudan de la capacidad de Venezuela para honrar sus compromisos de deuda externa en general.
El gobierno de Maduro ha insistido en que el país podrá pagar los vencimientos de bonos por cerca de US$10.000 millones que enfrenta este año, aunque eso supone todo un desafío ante la caída del precio del petróleo y de las reservas internacionales del país.
En algunos casos, Venezuela ha mostrado voluntad de saldar parte de las deudas con sus vecinos.
En noviembre autorizó el pago de US$336,2 millones a exportadores de Colombia, cuyo gobierno expresó en un comunicado que veía de forma “satisfactoria” el cumplimiento de acuerdos alcanzados.
El desembolso atendió sobre todo reclamos de aerolíneas y compañías farmacéuticas, de un total de US$800 millones que estaban pendientes de pago a empresas colombianas.
“La plata nunca viene”
Pero en otros casos es posible notar cierta frustración ante la deuda venezolana.
Uno de los países de la región donde este tema se volvió sensible es Uruguay, al punto que el expresidente José Mujica y miembros del actual gobierno discuten cómo resolverlo.
Productores lecheros de ese país reclaman el cobro pendiente de exportaciones de lácteos a Venezuela, realizadas mediante un acuerdo bilateral a cambio de que Uruguay cancelara deudas petroleras con Caracas.
Rodolfo Braga, presidente de la Asociación de Productores Lecheros de Uruguay, dijo que la deuda de Venezuela llega a unos US$90 millones y que, en un contexto de crisis por la caída de precios internacionales de la leche, ese dinero es vital para más de 2.000 establecimientos del país.
“La mitad de los productores (de leche de Uruguay) dependen fuertemente de este negocio”, señaló Braga a BBC Mundo. Algunos de esos productores participaron el mes pasado de una protesta con cortes de rutas, reclamando el dinero atrasado.
El expresidente Mujica, un viejo aliado de Maduro, sugirió que el Estado uruguayo les adelante el pago y gestione el cobro con Venezuela, pero en el gobierno de su sucesor, Tabaré Vázquez, surgieron dudas al respecto.
Un asesor del ministerio de Economía sostuvo que los productores “sabían el riesgo que asumían cuando decidieron venderle a Venezuela y el canciller uruguayo reconoció dificultades en los contactos con Caracas.
“La respuesta que recibimos es que la plata viene hoy, que viene mañana, y la plata nunca viene”, declaró recientemente el canciller Rodolfo Nin Novoa según la Agencia EFE. “(Uruguay) pagó lo que debía, pero Venezuela no ha pagado lo que nos debe”.
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