El exministro socialista, Miguel Boyer, ha fallecido a los 75 años en la clínica Ruber Internacional pasadas las doce del mediodía, donde ingresó de urgencia esta misma mañana, según informan a Efe fuentes cercanas a la familia. La causa del fallecimiento ha sido una embolia pulmonar. En febrero de 2012 estuvo ingresado en la Ruber de Juan Bravo como consecuencia de un derrame cerebral del que se recuperó, pero que le obligó a apartarse de las responsabilidades que aún mantenía como consejero de Reyal Urbis y de Red Eléctrica de España.
El ”superministro” que expropió Rumasa
El economista, conocido como “el superministro” en los años en que fue titular de Economía, Hacienda y Comercio en el primer gobierno de Felipe González, será recordado fundamentalmente por haber llevado a cabo la expropiación de Rumasa. Para la historia quedan las imágenes del presidente de Rumasa, José María Ruiz-Mateos, atacando al grito de “¡qué te pego leche!” a Boyer, a quien persiguió sin descanso disfrazado de Supermán o de presidiario, entre otras cosas.
De su etapa en el Gobierno socialista queda una estricta política monetaria dirigida a controlar la inflación, así como el choque ideológico con el otro “peso pesado” del gabinete, el vicepresidente Alfonso Guerra. Es probable que en aquellos años comenzara su transición política, que tuvo como punto de inflexión su inesperada dimisión del Gobierno en julio de 1985 y acabó cuando dejó las filas socialistas en 1996 para apoyar públicamente el programa económico de quienes hasta entonces habían sido sus adversarios políticos.
En 2002 sería nombrado miembro del patronato de la FAES, la fundación del PP, a propuesta del expresidente del Gobierno José María Aznar, aunque la abandonó en 2011 en otro giro por el que volvió a acercarse al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Los contrastes también alcanzaron a su vida privada, en la que pasó de la discreción de su matrimonio con la ginecóloga Elena Arnedo, con quien tuvo dos hijos, a su enlace con la reina del “papel cuché” Isabel Preysler, con quien ha estado casado más de 26 años y tuvo una hija.
La pareja formó parte de la denominada “beautiful people”, gentes del mundo financiero y empresarial que prosperaron en los años 80 y 90 durante los gobiernos socialistas, como el exgobernador del Banco de España Mariano Rubio, o el expresidente de Banesto Mario Conde. Por su pertenencia a aquel círculo se vio salpicado por el caso Ibercorp, escándalo financiero que supuso la caída en desgracia de Mariano Rubio, pero del que Boyer salió indemne.
Le duró poco el descanso de la política porque en diciembre de 1982 entró a formar parte del primer gabinete de Felipe González, años en los que se ganó la fama de frío y altivo, y en los que llegó a estar considerado el ministro más poderoso de aquel Gobierno. Sus políticas de ajuste y reformas se encontraron con la oposición del aparato guerrista y de los sindicatos, defensores de una política económica más expansiva frente a las que consideraban medidas liberales de Boyer.
Fueron los años de la reconversión industrial, que generó una elevada destrucción de empleo, y de la expropiación por decreto de uno de los mayores grupos privados del país para proteger al erario público (unos de sus principales acreedores), a sus trabajadores y a los accionistas. La salida de Boyer del Gobierno a petición propia se justificó en el cansancio, pero inevitablemente fue interpretada como la victoria de Alfonso Guerra.
Tras su periodo en el Ejecutivo pasó por el Banco Exterior, Cartera Central, Grucycsa y FCC, hasta que fue nombrado presidente de CLH, cargó que ocupó hasta 2005. En los años posteriores fue designado consejero de Reyal Urbis y de Red Eléctrica de España, consejos en los que causó baja después de sufrir un derrame cerebral en la primavera de 2012.
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