14 de Diciembre de 2016
El uso de mentiras y calumnias no es nuevo. Es tan viejo como la humanidad. La información siempre ha sido fuente de poder. Su manipulación tienen muchos nombres: guerra sucia, noticias falsas (fake news) o trascendidos.
En la era de lo instantáneo, los chismes y las infamias se mezclan, selectivamente, con trozos de verdad para disponer, al fragor de las batallas políticas, de municiones y morteros para ganar la guerra en el despiadado juego de la política. Lo que es notable, en torno a un tema tan trillado, es que el papa Francisco, fiel a su estilo franco y directo, aborde sin ambages este fenómeno creciente: la difusión masiva de noticias falsas.
El pontífice apuntó: los medios que se centran en los escándalos y difunden información incorrecta para difamar, especialmente a los políticos, cometen “pecados”.
“Los medios de comunicación tienen sus propias tentaciones. Pueden ser tentados por la calumnia y ser usados, por tanto, para difamar a la gente y calumniarla, sobre todo, en el mundo de la política”, sentenció.
En declaraciones al semanario católico belga Tertio, el argentino dijo que expandir la desinformación es, probablemente, el mayor daño que pueden hacer los medios a la democracia.
Al utilizar las redes para este objetivo, todos nos transformamos, figurativamente, en presas cautivas de la coprofilia, patología que genera gusto y excitación por los excrementos. Nos transmutamos en coprófagos, encontrando un placer pervertido al comer heces.
Consciente de lo escatológico de su analogía, el Papa ofreció disculpas por recurrir a estos conceptos, al responder a un cuestionamiento sobre el uso adecuado de los medios en el debate político. “Creo que los medios deben ser muy claros, muy transparentes, y, sin intención de ofender, no caer en la enfermedad de la coprofilia, que es querer cubrir siempre escándalos y cosas desagradables, incluso aunque sean verdaderas”. El segmento anterior, que fue repartido a la fuente del Vaticano con una traducción italiana de la entrevista, realizada en español por el propio Papa, se da en el lenguaje más duro y frontal jamás usado por Francisco para referirse a los medios de comunicación. Lo descrito no debería extrañarnos ya que la noticia falsa de mayor impacto en las redes sociales este año giró en torno a su persona. La web WTOE 5 News publicó un artículo durante la campaña electoral en EU en el que señalaba que el Papa había respaldado a Trump en su camino a la presidencia.
Dicha invención fue compartida por miles de usuarios, no obstante de ser una mentira flagrante. Manipulaciones similares, involucrando al propio Trump y a su rival Clinton, se reprodujeron durante la contienda electoral, generándose una neblina de confusión sin precedente. Así, la veracidad de la información y la incapacidad de los ciudadanos para distinguir la verdad de la mentira, se ha transformado en un reto formidable para el periodismo en el siglo XXI.
BALANCE
Garantizar información fidedigna resulta cada vez más difícil ante los torrentes de datos que con velocidad incomparable fluyen en redes sociales, indómitas e ingobernables.
Inundados por reality shows, blogs, tuits, Facebook posts y snapchats, los consumidores de contenidos, vamos desarrollando un apetito insaciable por información vistosa, de dudosa reputación, con controles de veracidad lentos y defectuosos. Atender este fenómeno, sin vulnerar la libertad de expresión, es central para conservar la buena salud de la democracia en la era de lo instantáneo. Sin duda, un periodismo sin concesiones es la mejor medicina para tan escandalosa enfermedad.
*Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA. Los puntos de vista son a título personal. No representan la posición de la OEA.
Source Article from http://www.excelsior.com.mx/opinion/francisco-guerrero-aguirre/2016/12/14/1134158
Comments