En días pasados ha surgido una discusión sobre si el Estado debía intervenir en los programas de televisión para darles mayor altura, promoviendo la cultura y suprimiendo las presentaciones pornográficas.
Indudablemente, se trata de un tema muy importante e interesante; pero puede dar origen, a pesar de las buenas intenciones, a una peligrosa confusión de funciones. Los diarios, las revistas y la televisión son canales de distribución de información sobre la vida en la que estamos. Pero, claro está, toda observación y toda transmisión de un punto de vista tiene siempre orientaciones particulares. Aun cuando buscamos “la verdad”, en realidad solo obtenemos un punto de vista.
Si el punto de vista de una persona coincide con el de otra, podemos decir que para ellos dos esa es la verdad. Sin embargo, puede venir un tercero con otro punto de vista que cree tener la razón. Esta percepción del conocimiento humano, sujeto siempre a discusión, es particularmente sentida por los abogados y los jueces.
De ahí el problema grave que se puede producir cuando se adopta dogmáticamente una forma de entender las cosas, negándose a lo que diga todo aquel que opine lo contrario, incluso imponiendo “su propia verdad” sobre cualquier otra. Por este camino se llega a la intolerancia y a la ofuscación.
¿Es preciso prohibir las presentaciones pornográficas porque se infringe una “verdad moral”? Ciertamente ello podría ser muy peligroso porque significaría imponer –¿a título de qué?– la “verdad” de unos sobre la “verdad” de otros. Y se pueden desarrollar controversias, escuchar conferencias, leer libros, ver programas de televisión, etc. que discuten las dos verdades y no llegan a un acuerdo. Como consecuencia de ello, el que tiene más fuerza política puede plantear su “verdad” como cuestión de Estado y, por consiguiente, imponer su criterio.
Pero por ese camino nos acercamos peligrosamente al control estatal y a la dictadura, donde lo que dice el “jefe” es la verdad y se hace cumplir. Creo que felizmente en el Perú no tenemos ese problema, pero hay que tener cuidado cuando se camina al borde del precipicio.
Aprovecho la oportunidad para comentar el tema de los noticieros en televisión.
Me llama mucho la atención la ausencia total de sucesos culturales en algunos de los más importantes noticieros diarios.
Ciertamente, la política es muy importante y el fútbol también lo es. Pero, ¿no son también importantes los sucesos culturales que han tenido lugar en el día? La publicación de un nuevo libro por algún historiador o literato peruano, los avances científicos en el Perú y en el mundo (por ejemplo, la ciencia médica o la ciencia de las comunicaciones que cada día nos sorprende más), una obra de teatro o un comentario sobre las películas en cartelera con más peso cultural, etc.
No cabe duda de que todos conversamos en algún momento sobre estos temas, con mayor o menor conocimiento de ellos. Y es importante estar al día. Los periódicos más destacados no vacilan en publicar los triunfos culturales que tienen lugar en el Perú o en el mundo. Pero los noticieros de televisión que resumen lo sucedido en el día, no dicen una palabra sobre todo esto. Nos llenan, por el contrario, de asuntos trágicos que pueden ser importantes de conocer en los casos más dramáticos pero no en las vicisitudes de todos los días. Muy de vez en cuando hay algo que puede tener cierta relación con el arte, pero básicamente de la farándula.
Es así como, en vez de presentarnos un hecho cultural (de verdad), esos noticieros nos agobian con robos y asesinatos y choques y atropellos que incluso se repiten varias veces para mostrarlos mejor. Y, lo que es más increíble, cuando les faltan choques peruanos recurren a accidentes de carretera en China y en Rusia. ¿Qué tienen que ver con nosotros esos accidentes? Parecería que esa información quiere decir: “Peruanos, no se preocupen de los accidentes porque los hay por todo el mundo…”.
Además, si se quiere insertar a esos dos países en el noticiero, ciertamente tienen perspectivas más interesantes para mostrar que la de sus accidentes de carretera. No me cabe duda de que si se quiere hacer una campaña contra el mal manejo de vehículos o contra la delincuencia, es posible preparar una edición especial como las que tienen lugar los domingos. Pero en el noticiero diario es preciso dar cuenta de lo más importante sucedido en el Perú y en el mundo en sus aspectos culturales durante ese día.
¡Esperemos que los noticieros tomen conciencia de estas necesidades de la cultura peruana!
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