Los restos mortales de Shimon Peres se expondrán este jueves en el Knéset o Parlamento para que la población pueda presentarle sus últimos respetos, dijeron funcionarios.
Inicialmente se informó que el presidente estadounidense Barack Obama iría a los funerales junto con el ex mandatario, Bill Clinton, y la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, pero luego el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Emanuel Najshón, aclaró que la lista de asistentes no es definitiva.
Poco antes, el ministerio también tuvo que retractarse de una afirmación de que el Papa Francisco iría a las exequias.
Se estima que entre los quienes asistirán al funeral se encuentran el príncipe Carlos de Inglaterra; el presidente de Francia, François Hollande, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, así como el presidente Enrique Peña Nieto
Obama, quien concedió a Peres la Medalla Presidencial de la Libertad en 2012, lo recordó como “la esencia misma de Israel”.
“Hay pocas personas con las que compartimos este mundo que cambian el curso de la historia de la humanidad, no solo por su papel en los actos humanos, sino porque amplían nuestra imaginación moral y nos obligan a esperar más de nosotros mismos. Mi amigo Shimon era una de esas personas”, destacó Obama, quien añadió: “Una luz se ha apagado, pero la esperanza que nos dio arderá eternamente”.
El yerno de Shimon Peres, el doctor Rafi Walden, dijo que la familia estaba “muy emocionada” por una conversación que mantuvieron con Obama. Walden, que además era el médico personal del ex presidente, señaló que falleció durante la noche “sin sufrimiento”.
Bill y Hillary Clinton dijeron que “perdimos a un verdadero y apreciado amigo”. Clinton era presidente cuando Peres negoció los históricos acuerdos interinos de paz de Oslo con los palestinos en 1993. Al año siguiente recibió el premio Nobel de la Paz, compartido con el entonces primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, y el líder palestino Yaser Arafat.
Los también ex presidentes estadounidenses George H.W. Bush y George W. Bush emitieron comunicados lamentando el deceso.
Mientras los líderes occidentales alababan a Peres, los palestinos guardaron un evidente silencio. Por una parte, aprecian el compromiso de Peres con la paz, pero fue también una figura controvertida por una guerra en Líbano en su etapa como primer ministro, en 1996, donde decenas de civiles murieron en un ataque de la artillería israelí. Peres, como otros líderes israelíes, también permitió la construcción de asentamientos durante sus años en puestos de mando.
El presidente palestino Mahmoud Abbas emitió un comunicado expresando su “congoja y pesar” ante el fallecimiento de Peres, a quien calificó de “un compañero en los esfuerzos por crear la paz de los valientes”.
“Realizó esfuerzos persistentes para llegar a un acuerdo de paz justo, desde el acuerdo de Oslo hasta los últimos momentos de su vida”, añadió.
El grupo militante Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, celebró la noticia.
“Shimon Peres era el último de los funcionarios israelíes que fundaron la ocupación”, señaló Sami Abu Zuhri, vocero de grupo islamista. “Su muerte es el final de una fase en la historia de esta ocupación y el inicio de una nueva fase de debilidad”.
En su país, era el estadista más veterano de la política israelí, uno de los líderes más admirados y el último vínculo que quedaba con los padres fundadores.
En una carrera política que abarcó siete décadas, algo sin precedentes, Peres ocupó casi todos los puestos en la vida pública israelí y se le reconoce el mérito de conducir al país durante algunos de sus momentos más decisivos, lo que incluyó desde la creación de su arsenal nuclear en la década de 1950 a retirar sus tropas del Líbano y rescatar su economía de una inflación de tres dígitos en la década de 1980, así como guiar a una nación escéptica a conversaciones de paz con los palestinos en la de 1990.
Protegido de David Ben-Gurión, el fundador del estado de Israel, encabezó el Ministerio de Defensa cuando tenía 29 años e impulsó el desarrollo del programa nuclear israelí. Fue elegido al Parlamento por primera vez en 1959 y posteriormente ejerció todos los puestos importantes del gabinete —incluidos los ministerios de Defensa, Hacienda y Exteriores-, y también fue primer ministro durante tres períodos breves.
Su papel crucial en el primer acuerdo de paz palestino-israelí le granjeó el premio Nobel de la Paz y lo convirtió en el personaje más reconocido de Israel en el extranjero en esa época.
Sin embargo, durante gran parte de su carrera política no logró que su prestigio internacional le permitiera alcanzar el éxito en la política israelí, donde muchos lo consideraban un soñador utópico y un intrigante político. Su aspecto elegante con corbata y traje, así como cabello canoso bien peinado, parecían separarlo de sus compatriotas, que suelen vestirse de forma más informal.
Sufrió una serie de derrotas electorales: al competir en cinco elecciones generales en busca del puesto de primer ministro, perdió cuatro y empató una.
Finalmente aseguró la adoración del público que lo había eludido durante tanto tiempo cuando el Parlamento lo eligió para un período de siete años como presidente ceremonial de Israel en 2007, con lo que asumió el papel de estadista veterano. (AP)