El español Fernando Alonso (Ferrari), que abandonó este domingo el Gran Premio de Japón ganado por el inglés Lewis Hamilton (Mercedes), declaró tras la lluviosa y accidentada carrera, que “lo único bueno” fue no haber gastado un motor que espera que aguante “hasta final de año”. No obstante, su cara delataba que su mente estaba puesta en otro sitio, con Bianchi tras su evacuación de Suzuka en estado “insconsciente”, tal y como informó la FIA. “Ahora mismo estamos más pendientes de Bianchi. Estaba cambiándome y comiendo algo cuando vi por la tele que enfocaban el ‘motorhome’ de Marussia. No sé nada aún”, comentó Alonso en Suzuka, nada más darse por concluida la carrera”. Su estado “es crítico”, apuntó el padreo del piloto de la Ferrari Academy Driver.

El golpe de Bianchi se llevó por delante las noticias sobre su futuro -“hace meses que tomé una decisión y la daré a conocer cuando corresponda. Ahora lo único que pretendo es ayudar al equipo para poder asegurar la tercera plaza en el Mundial de constructores”- y que Ferrari, por primera vez en 82 carreras, se marchase de un trazado sin puntuar. “Debe haber sido un cortocircuito o algo, todo se quedó sin corriente, el volante se apagó. Una pena, porque la carrera se disputó en unas condiciones que podían salir bien o mal, pero en la que no teníamos nada que perder y en la que, como mínimo, nos hubiéramos divertido”, explicó el doble campeón mundial asturiano este domingo en Suzuka, quien también recordó que “cuando no se está en la pista es difícil sumar puntos para el equipo“, en alusión al duodécimo puesto de Kimi Raikkonen. Y eso que reconoció que “había opciones de subir al podio”.

“La única noticia buena es que al menos no hemos desgastado más este motor. Así que a ver si podemos aguantar con él hasta final de año, porque así nos evitaríamos tener que salir desde el ‘pit lane’ o algo así”. El reglamento indica que el propulsor sólo puede cambiarse cinco veces durante la temporada, así que una hipotética nueva sustitución implicaría la pérdida de diez puestos en parrilla.

El que fuera ministro de Economía y Hacienda durante el primer Gobierno de Felipe González, entre 1982 y 1985, ha fallecido este lunes poco después del mediodía en la clínica Ruber Internacional de Madrid tras ser hospitalizado a primera hora de esta mañana en estado crítico como consecuencia de una embolia pulmonar. “D. Miguel Boyer Salvador ha ingresado por urgencias en el día de hoy en estado crítico, causado por un tromboembolismo pulmonar. El fallecimiento se ha producido una hora después de su ingreso”, reza el comunicado realizado por la clínica a petición de la familia.

El cuerpo del marido de Isabel Preysler será trasladado en las próximas horas al tanatorio de San Isidro de Madrid, donde durante la tarde se acercarán familiares y amigos del matrimonio para despedirse y dar sus condolencias al clan Boyer-Preysler.

En los últimos tiempos, la salud de Miguel Boyer se convirtió en el eje central de la vida de Isabel Preyler. El 27 febrero de 2012 el exministro fue ingresado durante dos meses en la Ruber de la calle Juan Bravo de Madrid como consecuencia de un derrame cerebral del que se recuperó, sin embargo, las consecuencias de aquel duro golpe le obligaron a apartarse de las responsabilidades que aún mantenía como consejero de Reyal Urbis y de Red Eléctrica de España debido a sus problemas de movilidad y lenguaje.

Boyer, junto a Iñaki Gabilondo y Eduardo Zaplana al fondo en enero de 2013 (Efe)

No fue hasta once meses después de sufrir el ictus cuando Miguel Boyer reapareció públicamente. Fue a finales de enero de 2013 en el coloquio “Un balance de 35 años de democracia. ¿Continuidad o Reforma?” que organizó el Club Siglo XXI y que fue presentado por Iñaki Gabilondo. Allí se encontró con varios compañeros socialistas como Carme Chacón y Pepe Blanco, además de con el popular Eduardo Zaplana. En este acto no le acompañó su mujer, lo que demostró que el exministro iba ganando en autonomía después de una lenta recuperación en la que la socialité ha estado a su lado en todo momento. 

Ana Boyer en los 90 (Gtres)

Nacido en San Juan de Luz (Francia) en 1939, Miguel Boyer tiene una hija con Isabel Preyler, Ana, que nació sólo tres meses después de casarse por lo civil en los juzgados de la calle Pradillo de Madrid. 

Además, y fruto de su primer matrimonio con la ginecóloga Elena Arnedo, con quien se casó en 1964 y de quien se divorció en 1985 cuando ya sonaban con fuerza los rumores de una relación afectiva con Preysler, el exministro tiene otros dos hijos, Miguel y Laura.

Divorciada en dos ocasiones y con dos hijos, Laura Boyer es la primogénita y la más rebelde de la familia, no sólo por las idas y venidas en su estado civil, sino por el contenido de su blog Literatura y Vida, donde habla de sexo, política y fe sin tapujos. La última ocasión en la que se dejó ver fue en febrero de 2012, cuando acudió a la clínica Ruber Internacional de Madrid a visitar a su padre tras el ictus. 

El exministro socialista, Miguel Boyer, ha fallecido a los 75 años en la clínica Ruber Internacional pasadas las doce del mediodía, donde ingresó de urgencia esta misma mañana, según informan a Efe fuentes cercanas a la familia. La causa del fallecimiento ha sido una embolia pulmonar. En febrero de 2012 estuvo ingresado en la Ruber de Juan Bravo como consecuencia de un derrame cerebral del que se recuperó, pero que le obligó a apartarse de las responsabilidades que aún mantenía como consejero de Reyal Urbis y de Red Eléctrica de España.

El ”superministro” que expropió Rumasa

El economista, conocido como “el superministro” en los años en que fue titular de Economía, Hacienda y Comercio en el primer gobierno de Felipe González, será recordado fundamentalmente por haber llevado a cabo la expropiación de Rumasa.  Para la historia quedan las imágenes del presidente de Rumasa, José María Ruiz-Mateos, atacando al grito de “¡qué te pego leche!” a Boyer, a quien persiguió sin descanso disfrazado de Supermán o de presidiario, entre otras cosas.

De su etapa en el Gobierno socialista queda una estricta política monetaria dirigida a controlar la inflación, así como el choque ideológico con el otro “peso pesado” del gabinete, el vicepresidente Alfonso Guerra. Es probable que en aquellos años comenzara su transición política, que tuvo como punto de inflexión su inesperada dimisión del Gobierno en julio de 1985 y acabó cuando dejó las filas socialistas en 1996 para apoyar públicamente el programa económico de quienes hasta entonces habían sido sus adversarios políticos.

En 2002 sería nombrado miembro del patronato de la FAES, la fundación del PP, a propuesta del expresidente del Gobierno José María Aznar, aunque la abandonó en 2011 en otro giro por el que volvió a acercarse al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Los contrastes también alcanzaron a su vida privada, en la que pasó de la discreción de su matrimonio con la ginecóloga Elena Arnedo, con quien tuvo dos hijos, a su enlace con la reina del “papel cuché” Isabel Preysler, con quien ha estado casado más de 26 años y tuvo una hija.

La pareja formó parte de la denominada “beautiful people”, gentes del mundo financiero y empresarial que prosperaron en los años 80 y 90 durante los gobiernos socialistas, como el exgobernador del Banco de España Mariano Rubio, o el expresidente de Banesto Mario Conde. Por su pertenencia a aquel círculo se vio salpicado por el caso Ibercorp, escándalo financiero que supuso la caída en desgracia de Mariano Rubio, pero del que Boyer salió indemne.

Le duró poco el descanso de la política porque en diciembre de 1982 entró a formar parte del primer gabinete de Felipe González, años en los que se ganó la fama de frío y altivo, y en los que llegó a estar considerado el ministro más poderoso de aquel Gobierno. Sus políticas de ajuste y reformas se encontraron con la oposición del aparato guerrista y de los sindicatos, defensores de una política económica más expansiva frente a las que consideraban medidas liberales de Boyer.

Fueron los años de la reconversión industrial, que generó una elevada destrucción de empleo, y de la expropiación por decreto de uno de los mayores grupos privados del país para proteger al erario público (unos de sus principales acreedores), a sus trabajadores y a los accionistas. La salida de Boyer del Gobierno a petición propia se justificó en el cansancio, pero inevitablemente fue interpretada como la victoria de Alfonso Guerra.

Tras su periodo en el Ejecutivo pasó por el Banco Exterior, Cartera Central, Grucycsa y FCC, hasta que fue nombrado presidente de CLH, cargó que ocupó hasta 2005. En los años posteriores fue designado consejero de Reyal Urbis y de Red Eléctrica de España, consejos en los que causó baja después de sufrir un derrame cerebral en la primavera de 2012.

A Mariló Montero ya no le hace tanta gracia ser Trending Topic, sobre todo cuando se pone en tela de juicio no sólo su profesionalidad sino también sus aptitudes y cualidades intelectuales. Por esa razón ha llamado al programa radiofónico de Carlos Alsina, La brújula, en el que un colaborador ha manifestado su ‘queja’ por que la cadena pública tenga presentadoras tan “incultas” en su plantilla, capaces de confundir el río Miño con el Nilo o no saber qué significan las siglas Q.E.P.D.

“Entro por alusiones, ya que se me ha llamado inculta. Yo reconozco que me equivoco, pero de ahí a llamarme inculta, no”, ha defendido con rotundidad. “He trabajado durante 30 años y jamás me han dicho eso. Os puedo desmontar todas y cada una de las cosas que se han dicho sobre mí y todos los TT cuando lo he sido”, ha declarado Montero, que también aclara que no es catedrática y que no le “ponen” los catedráticos.

“Probablemente sea una inculta para muchos y que no merezco estar en los medios de comunicación para otros, pero a veces hay que confirmar las cosas y no fiarse de los titulares de Twitter”, ha argumentado la presentadora de La mañana de La 1.

Mariló Montero tiene claro que han visto en ella un tirón mediático “y me han convertido en el bufón de España, y yo lo llevo bien y hasta me río de eso, pero que no se olvide de dónde vengo, los problemas que he tenido para llegar hasta aquí”.

En un momento dado de la entrevista, el colaborador que la ha llamado inculta ha vuelto a incomodar a Montero cuando ha sacado a colación un tema delicado: “¿Te acuerdas cuando murió Rafael Martínez Simancas y diste las condolencias a la Federación Socialista madrileña? Es que…”. Y la comunicadora lo ha negado en redondo: “Jamás he dicho yo eso, nunca”. Ha zanjado la entrevista pidiendo comprensión, sobre todo “cuando llevas horas y horas de televisión en directo y te despistas por algo”.