En los 3.200 kilómetros de frontera que comparten México y Estados Unidos, hay un flujo incesante –en ambas direcciones– de productos, personas y problemas.
Por esa cercanía, México es uno de los tres principales socios comerciales de Estados Unidos.
Y a pesar de la importancia que tienen en Washington las relaciones con su vecino del sur, no ha tenido embajador en México durante los últimos 10 meses.
El presidente Barack Obama había designado a Roberta Jacobson, la subsecretaria de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental.
Eso fue en junio del año pasado, un mes antes de que saliera de la embajada Earl Wayne, y estaba pendiente de su confirmación en el Senado.
Pero pasaron los meses y el Senado no le daba su visto bueno. Y fue por razones que poco tenían que ver con México y bastante Cuba y con Venezuela.
El veto de Marco Rubio
Jacobson es una diplomática de carrera con amplia experiencia en temas latinoamericanos. Entre muchos otros cargos relevantes, fue directora de la oficina de Asuntos Mexicanos y adjunta al jefe de misión en la embajada de Estados Unidos en Lima.
Su confirmación estuvo bloqueada desde noviembre de 2015 –cuando fue aprobada en una votación 12 a 7– en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
¿La razón? Jacobson era objetada por el senador republicano por Florida Marco Rubio, cuyo veto impedía someter su nominación a la aprobación de la Cámara.
Rubio, estadounidense de padres cubanos, ha sido uno de los mayores críticos a la política de acercamiento a Cuba y, en eso, el papel de Jacobson es fundamental: fue la cabeza de la comisión negociadora.
El senador también consideraba que ella no cuestionaba con suficiente contundencia las políticas del gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Rubio argumentó su negativa señalando que, tras el anuncio de la nueva política de Obama hacia Cuba, Jacobson había dicho que el gobierno seguiría dando prioridad al tema de los derechos humanos en la isla y que eso no había ocurrido.
“Miles de cubanos han sido arrestados, golpeados y encarcelados por abogar pacíficamente por la democracia”, dijo Rubio. “No ha habido absolutamente ninguna mejora en los derechos humanos en Cuba desde que se anunció el cambio de política del presidente Barack Obama”, agregó.
Un “rehén” diplomático
El retraso en la confirmación de Jacobson generó un creciente malestar dentro del Congreso, incluyendo a senadores del partido Republicano.
En un editorial publicado en enero, el diario Chicago Tribune cuestionó que Rubio bloqueara el nombramiento de Jacobson para oponerse a la política de acercamiento de Obama hacia Cuba.
“Rubio ha capturado un rehén”, señaló el diario al criticar la estrategia del senador, quien en ese momento era uno de los aspirantes a la candidatura presidencial por el partido Republicano.
Además, le recordaba que si su campaña resultaba exitosa, entonces, le tocaría a él, como presidente, postular candidatos para cargos importantes y esperar por la aprobación del Congreso.
A comienzos de marzo, Jeff Flake, senador republicano por Arizona, abogó junto a otros tres parlamentarios del partido Demócrata por la confirmación de Jacobson en su cargo.
“Dada la importancia del comercio entre México y Estados Unidos y de la seguridad fronteriza, es de importancia vital para los intereses de EE.UU. tener un embajador en México y, en particular, para Arizona. Roberta Jacobson está bien calificada para ese rol y simplemente no hay razón para que el Senado no vote sobre su postulación”, dijo Flake.
Pocos días después, Rubio abandonó la carrera presidencial republicana y se reincorporó plenamente al Senado.
Entonces, comenzó un juego de negociaciones que finalmente llevó al acuerdo para aprobar el nombramiento de Jacobson.
A cambio, Rubio exigió una extensión por tres años de las sanciones aprobadas contra funcionarios del gobierno de Venezuela, a los que considera responsables de violación de los derechos humanos, supresión de la oposición y la comisión de actos de violencia contra manifestantes pacíficos.
Las sanciones, que implican la congelación de los bienes en EE.UU. y la denegación de visados para entrar a ese país, habían sido aprobadas por el Congreso en diciembre de 2014, por iniciativa de Rubio y del senador demócrata por Nueva Jersey Bob Menéndez.
Según pudo saber la BBC, Rubio estaba bajo una creciente presión por parte de sus colegas por el bloqueo al nombramiento de Jacobson.
Sabiendo que no podría mantener su veto de forma indefinida y queriendo lograr la extensión de las sanciones contra los funcionarios venezolanos, que se vencían en diciembre de 2014, Rubio aprovechó el momento para cerrar el acuerdo.
Así fue como el Senado aprobó el jueves por unanimidad el nombramiento de Jacobson y extendió por tres años la norma sobre Venezuela, con lo que Rubio obtuvo la extensión de su iniciativa y el gobierno de Obama logró la confirmación de su nueva embajadora en México.
En un comunicado emitido este viernes, la cancillería de Venezuela condenó el acuerdo para extender las sanciones a funcionarios de ese país, por considerar que se trata de un acto “unilateral, ilegítimo y extraterritorial”.
Por su parte, la secretaría de Estado de México celebró la confirmación de Jacobson y señaló en un comunicado que “su ratificación demuestra la importancia de la relación bilateral que, por su madurez, trasciende circunstancias internas“.
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