La cadena de supermercados Tienda Inglesa atraviesa una “reestructura” que, para sus empleados, supone dos alternativas: el recorte de beneficios o la pérdida de puestos de trabajo.
Así explicó a El País la situación el presidente de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (Fuecys), Favio Riverón. Ayer hubo una asamblea general de delegados, que resolvió realizar reuniones de este tipo en todos los locales de la empresa la semana próxima, para definir los pasos a seguir de ahora en más.
Los nuevos dueños de Tienda Inglesa —que pasó de manos de la familia Henderson a un grupo de capitales nacionales y extranjeros liderado por el banco estadounidense Goldman Sachs el año pasado por alrededor de US$ 120 millones— plantearon al sindicato que “las ventas no condicen con los egresos” y que esta es una situación que se ha reiterado a lo largo de los años, explicó Riverón. “El nuevo directorio tiene claro que tiene que corregir eso rápidamente”, agregó el presidente de Fuecys.
Un grupo de trabajadores de la cadena —extraoficialmente se manejan unos 400— aceptó la oferta de la empresa de “despido voluntario”, indicó Riverón. El grueso de los que se inclinó por esta opción tenía salarios altos, agregó.
Ahora, en función de los planteos que surjan en las asambleas que se realizarán en cada una de las sucursales —tiene 10 en Montevideo, Canelones y Maldonado— el sindicato elevará una “contrapropuesta” a los responsables de la compañía. La fórmula a la que busca llegar Fuecys, dijo Riverón, contemplará “cómo hacer para no perder puestos de trabajo”.
Según la Central de Riesgos del Banco Central, Tienda Inglesa tiene calificación 4 (deudor con capacidad de pago muy comprometida), de acuerdo al último dato disponible de abril. Asimismo, posee una deuda con el sistema financiero que ascendía a esa fecha a US$ 28,1 millones.
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