Rusia dijo haber atacado posiciones del grupo autodenominado Estado Islámico en Siria con misiles disparados desde barcos en el Mar Caspio, a unos 1.500 kilómetros de distancia.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, dijo que cuatro barcos de guerra habían lanzado 26 misiles crucero a 11 blancos diferentes, destruyéndolos completamente.
“Se trata de un nuevo giro en el cada vez mayor involucramiento de Moscú en el conflicto sirio”, destacó el corresponsal para temas de defensa de la BBC, Jonathan Marcus.
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Según Marcus, “no se sabe por qué se eligieron esas armas en lugar de ataques aéreos. Pero el lanzamiento de misiles crucero desde el mar ha sido durante mucho tiempo una de las armas favoritas de EE.UU. en sus intervenciones en el extranjero”.
“Así que en parte puede haber sido para demostrar que Rusia tiene la misma capacidad militar de cualquier otro ‘superpoder’“, aventuró.
Contraofensiva
Para Marcus, sin embargo, todavía más significativo son las señales de que el ejército sirio se prepara a lanzar una contraofensiva con la ayuda de Rusia.
Oficiales sirios anunciaron este mismo miércoles que sus tropas habían iniciado una ofensiva terrestre bajo cubierta de los aviones rusos.
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Y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos reportó “los combates más intensos en meses” en las provincias de Idlib y Hama, luego de varios bombardeos rusos en el lugar.
Estas parecen ser las primeras ofensivas coordinadas desde el inicio de la campaña aérea rusa, el 30 de septiembre pasado.
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Guerra de estrategias
La guerra en Siria involucra a tropas leales al presidente Al Asad, diferentes grupos fundamentalistas islámicos –incluyendo Estado Islámico y afiliados de al Qaeda, como al Nusra– y rebeldes “moderados” apoyados por Occidente y sus aliados.
Y Rusia, un aliado del presidente Bashar al Asad, dice estar atacando a todos los grupos “terroristas” que operan en Siria, pero niega que la mayoría de sus ataques hayan sido en contra de blancos diferentes a EI.
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Algunos de sus ataques, sin embargo, parecen haber golpeado a civiles y grupos rebeldes apoyados por Occidente, con el objetivo de fortalecer a Al Asad.
Y el secretario de Defensa de EE.UU., Ash Carter, dijo que la coalición liderada por Washington no colaborará con Moscú.
“Creemos que Rusia tiene la estrategia equivocada. Siguen atacando blancos que no son EI”, dijo Carter.
“Creemos que ese es un error fundamental”, agregó.
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Según el ministro Shoigu, desde el inicio de sus ataques Rusia ha golpeado 112 blancos diferentes.
Y, en el caso de los misiles, estos blancos habían incluido centros de comando y control de Estado Islámico y al Nusra, así como depósitos de municiones y combustibles, fábricas de armas y campos de entrenamiento en las provincias de Raqqa, Idlib y Alepo.
Shoigu aseguró además que no se habían afectado instalaciones civiles.
Mientras que un medio vinculado a Estado Islámico publicó imágenes de lo que dijo eran restos de un misil Scud con letras en ruso que había caído en las afueras de Tabqa, a unos 55km al oeste de Raqqa, ciudad en control de EI.
Moscú –que dijo también ya haber establecido contactos con Turquía para aclarar la invasión del espacio aéreo turco por algunos de sus aviones– parece seguir teniendo la iniciativa en la guerra en Siria.
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Aunque si su actuar ayudará a terminar el conflicto, como dice el Kremlin, o por el contrario lo terminará extendiendo, como teme Occidente, sólo el tiempo dirá.
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