Al menos 50 personas murieron en tres explosiones cerca del santuario chiíta de Sayyida Zeinab, al sur de la capital siria, Damasco.
Medios estatales sirios dicen que las explosiones fueron causadas por un auto bomba y dos atacantes suicidas y las imágenes de televisión mostraron edificios en llamas y autos destruidos.
Se ha reportado más de un centenar de personas heridas.
El autodenominado grupo Estado Islámico se atribuyó la autoría de los ataques.
El corresponsal de la BBC en Damasco, Rami Ruhayem, dijo que “la destrucción es enorme” y que la explosión golpeó a varios vehículos, incluido un autobús que se encontraba en el medio de la calle y quedó “completamete destruido y volcado”.
El santuario de la zona es uno de los más populares entre los musulmanes chiítas y alberga en su interior la tumba de una de las nietas del profeta Mahoma.
El templo llevaba tiempo bajo el punto de mira de los yihadistas islamistas, quienes amenazaron con atacarlo en febrero del año pasado.
Los radicales de Estado Islámico dijeron en un comunicado que “dos soldados del califato llevaron a cabo operaciones de martirio en el área de Sayyida Zeinab, matando a cerca de 50 e hiriendo a alrededor de 120”.
Diálogos de paz y tensiones
Los ataques se produjeron mientras miembros del gobierno sirio y de grupos de la oposición se reúnen en Ginebra, Suiza, con motivo de las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU para tratar de lograr la paz en Siria.
El principal grupo de la oposición se retractó de su amenaza de boicotear las conversaciones, pero dijo que el gobierno sirio debería satisfacer algunas demandas fundamentales para llevar a cabo las negociaciones.
Entre estas medidas, el portavoz del Alto Comité de Negociaciones (HNC, por sus siglas en inglés), Salem al-Meslet, pidió al gobierno de Bashar al-Asad liberar a más de cien “rebeldes”.
El grupo ha estado bajo presión por parte de su principal apoyo, Arabia Saudita, y de los Estados Unidos para asistir a la conferencia, asegura el editor de la BBC en asuntos árabes, Sebastian Usher.
La hostilidad entre los actores clave sigue siendo alta, y el representante de la delegación del gobierno sirio en las Naciones Unidas, Bashar al-Jaafari, dijo que la decisión de HNC de participar en el último minuto “no es seria”.
En sus últimas declaraciones, Jaafari dijo que el ataque en Damasco confirma el vínculo entre la oposición y el terrorismo.
Jaafari también dijo que el gobierno estaba considerando “absolutamente” la adopción de medidas como la creación de corredores humanitarios, alto el fuego y liberación de prisioneros.
Más de 250.000 personas han muerto y 11 millones han abandonado sus hogares en los casi cinco años que dura la guerra civil en el país.
“Los niños y las mujeres en particular se están llevando la peor parte de este conflicto y ya es hora de acabar con los combates y con otros abusos contra los derechos humanos que han dominado la guerra“, dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
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