Una adolescente de 13 años fue internada el pasado martes en el Hospital de Rivera tras lesionarse al participar del juego “la ballena azul”, informó Telediario del Canal 10 de ese departamento. El caso es investigado por el departamento de delitos complejos de la jefatura de Policía departamental.
La joven presentaba cortes en un brazo con el diseño de una ballena. Según informó Telediario, ya había participado del juego en anteriores instancias y su curador (líderes que establecen los desafíos que los participantes deben cumplir) reside en Bolivia.
Se trata del primer caso registrado en el país.
La “Ballena Azul” propone a los participantes 50 desafíos para cumplir: el suicidio es el último de la lista, con el que termina el juego. Su origen no está claro, pero todo indica que nació en Rusia hace un par de años a través de noticias falsas y se expandió a través de las redes sociales hasta llegar a Brasil, donde se han presentado los casos más graves.
Los adolescentes reciben mensajes en su teléfono o en perfiles de Facebook para unirse a grupos cerrados y poder participar en el juego. Los curadores suelen ser adolescentes con perfiles falsos o personas que viven en otros países, sin ninguna relación con los participantes, y que mandan los mensajes con las pruebas a las 04:20 hora local.
Entre los retos a ser superados hay algunos simples, como dibujar una ballena en un papel y otros más mórbidos, como cortarse los labios, hacerse un agujero en la mano, tatuarse una ballena en el brazo con una lámina o pasar 24 horas sin dormir viendo películas de terror.
Los participantes deben mandar pruebas gráficas de que han realizado y cumplido las pruebas.
En Brasil se han detectado suicidios de adolescentes vinculados a este juego en Paraíba, Mato Grosso, Minas Gerais, Curitiba y San Pablo.
Por el momento, las autoridades y los expertos aconsejan a los padres estar atentos con las actitudes de los hijos y alertar ante comportamientos extraños.
Recomendaciones desde ASSE
Horacio Porciúncula, director de Salud Mental de ASSE, explicó a Montevideo Portal que los adolescentes con mayor vulnerabilidad psicológica y aislamiento están más expuestos a este tipo de situaciones.
“Como padre, uno diría que las conductas para prohibir o controlar, deben ser una actitud de acompañamiento, de saber qué es lo que hacen nuestros hijos y negociar permanentemente, ver si hay alteraciones de sueño o de conducta o cambios en los vínculos habituales”, expresó el jerarca, y recomendó a los padres a ser más partícipes de lo que hacen sus hijos, y “procurar ayuda profesional”, en casos en los que se hace necesario.
El organismo emitió además una serie de recomendaciones para los padres.
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